Exoficial de la CIA: "La locura colectiva en torno a Rusia se apodera de los estadounidenses"
Esta semana el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, ha afirmado que Rusia y Siria deberían afrontar una investigación por "crímenes de guerra" por supuestos ataques contra civiles sirios. Al acusar a Moscú y Damasco de "seguir atacando hospitales, instalaciones médicas, niños y mujeres", el jefe de la diplomacia estadounidense indicó que se trata de una estrategia destinada a "atemorizar a la población civil". La reciente retórica del Gobierno estadounidense ha sido criticada por Larry Johnson, exoficial de la CIA.
Johnson compara a Washington con un incendiario y recuerda que fue precisamente EE.UU. "junto al Reino Unido, los sauditas y los turcos", el que "ayudó a prender fuego Siria". "Y ahora, cuando Rusia y otros [Estados] tratan de extinguir ese fuego, los acusamos de no combatirlo de manera correcta", ha señalado Johnson en una entrevista con RT. A su modo de ver, la financiación que recibían los grupos opositores estaba destinada a "desatar una guerra contra Bashar al Assad". Además, afirma que EE.UU. ha ayudado a financiar los yihadistas radicales en Siria.
"La ironía de todo esto es que si aplicamos los mismos estándares que tratamos de imponer a Rusia, EE.UU. pasaría al menos 30 o 40 años enfrentándose a acusaciones de crímenes de guerra en tribunales internacionales", indica el oficial retirado. "Esto es un paso muy insensato y sinceramente me parece aterrador", ha agregado.
"La locura colectiva en torno a Rusia se apodera de los estadounidenses", lamenta Johnson, para quien no pasa desapercibida la "propaganda desconcertante" de Washington. Uno de los recientes ejemplos de esa propaganda, según el exoficial de la CIA, es el documental 'Cascos Blancos' concebido, en su opinión, para "formar opinión pública en Occidente" acerca de la intervención militar en Siria. Johnson indica que en su política exterior Washington está "ciego" sobre ciertas cosas, una de las cuales es su dependencia de Rusia para la transportación a la Estación Espacial Internacional. "Es realmente una política infantil e inmadura", concluye.