El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ordenó suspender los planes para patrullar y realizar maniobras conjuntamente con la Armada de EE.UU. en aguas del mar de la China Meridional porque no quiere que su país participe en actividades que puedan ser percibidas como hostiles por parte de Pekín, ha declarado el portavoz presidencial Ernesto Abella, informa el portal Inquirer.
Fin a los juegos de guerra con EE.UU.
Este miércoles, Duterte ha reiterado su deseo de poner fin a los juegos de guerra conjuntos entre EE.UU. y Filipinas en un discurso pronunciado en la celebración del aniversario de los Guardacostas filipinos.
"Ya es hora de que cambiemos las reglas aquí", indicó el mandatario. "Insisto en que nos realineemos, en que no habrá más ejercicios el próximo año. No se preparen, le dije al ministro de Defensa (Delfin) Lorenzana. No hagan preparativos (para los juegos de guerra) para el próximo año. No los quiero más", añadió.
Duterte hizo hincapié en que va a "trazar una política exterior independiente", pero remarcó que eso no implicaba la ruptura o la abrogación de los tratados ya existentes.
Suspensión de las maniobras conjuntas
Estas declaraciones se producen después de que el mes pasado el presidente filipino anunciara que los Ejercicios de Aterrizaje de Anfibios de Filipinas (PHIBLEX), celebrados este mes, serían las últimas maniobras militares conjuntas entre Manila y Washington.
Por su parte, el juez asociado de la Corte Suprema de Filipinas, Antonio Carpio, ha instado al presidente a reconsiderar su decisión. "Solo existe un poder en la Tierra capaz de detener la caza furtiva china en la zona económica exclusiva, y ese es EE.UU.", indicó Carpio, haciendo hincapié en que la Constitución filipina sostiene que el Estado debe proteger su zona económica exclusiva.
Ante esto, Abella ha insistido en que la decisión del mandatario "ha sido cuidadosamente considerada" y en que es "plenamente consciente de su responsabilidad en cuanto a la zona económica exclusiva". "Tiene sus propias alternativas en relación a este asunto", apunta.
El llamado a poner fin a las patrullas conjuntas es el último capítulo de la cada vez más tensa relación entre Washington y Manila, que comenzó a truncarse con el inicio de las crecientes críticas de Estados Unidos y de la Unión Europea a su guerra contra las drogas, que ya ha provocado más de 3.600 muertes a manos de la Policía y de las bandas de narcotraficantes.
Duterte afirmó el pasado jueves que si EE.UU. y la Unión Europea "están descontentos" con su "masiva guerra contra la droga" y por ese motivo desean dejar de apoyar a su país, deberían "hacerlo", en insistió en que los filipinos no son "pordioseros".