Filipinas: muere tiroteado un alcalde que figuraba en la "lista negra" de Duterte
El alcalde de la localidad filipina de Saudi Ampatuan, quien se encontraba en la lista de presuntos implicados en el tráfico de drogas difundida por el presidente Rodrigo Duterte, ha muerto junto con otras nueve personas en un tiroteo registrado este viernes con agentes antinarcóticos.
Samsudin Dimaukom figuraba en una lista junto a más de 150 jueces, políticos, policías y militares relacionados con el narcotráfico, que fue publicada el pasado mes de agosto por el presidente filipino, quien ha emprendido una guerra total contra el narcotráfico desde que asumió el cargo a finales de junio.
Según la policía, transportaba grandes cantidades de metanfetamina
Según las autoridades, un grupo de agentes antinarcóticos dio el alto a una caravana de vehículos en un control tras recibir informaciones de que transportaba drogas ilegales. Sin embargo, siempre según fuentes policiales, la seguridad del alcalde comenzó a disparar tras reducir la velocidad. Comenzó, así, un tiroteo entre las partes que se saldó con la muerte de 10 personas.
Previamente, la policía había recibido informaciones que apuntaban a que Dimaukom estaba organizando junto a su grupo el transporte de grandes cantidades de metanfetamina desde la ciudad de Davao, la ciudad natal de Duterte, hasta la provincia de Maguindanao, donde se sitúa la localidad de Saudi Ampatuan.
La guerra de Duterte contra las drogas
En los últimos meses el presidente filipino ha ocupado numerosas portadas internacionales debido a sus siempre polémicos comentarios. Recientemente, tras recordar que Hitler mató a millones de judíos, el mandatario dijo: "En Filipinas viven 3 millones de drogadictos. Me encantaría asesinarlos. Si en Alemania tenían a Hitler, en Filipinas tenemos…". En este momento hizo una pausa y se señaló a sí mismo. No era la primera vez que cargaba contra las personas drogodependientes. Poco después de ganar las elecciones, pidió a los ciudadanos que matasen a cualquier drogadicto que conociesen, "ya que sería demasiado doloroso pedir que lo hagan sus padres".
Desde que el líder filipino asumió el cargo a finales de junio, su particular guerra contra las drogas ha dejado más de 3.800 muertos a manos de la Policía, las fuerzas de seguridad y las milicias ciudadanas que patrullan las calles del país. Sus métodos han provocado fuertes críticas por parte de EE.UU., la Unión Europa, la ONU y las ONG internacionales, que los consideran una clara violación de los derechos humanos.