La noticia de la nueva investigación del FBI, acerca de los correos electrónicos de la candidata demócrata a la Presidencia de EE.UU., Hillary Clinton, "pertenece a una serie de 'sorpresas tardías', cuando la campaña se desarrolla de un modo predecible y de repente da un giro inesperado", ha indicado el politólogo ruso Dmitri Drobnitski, citado por el periódico 'Vzgliad'.
Drobnitski ha indicado que al mismo tiempo tuvieron lugar especulaciones de que el actual vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, pudiese convertirse en el secretario de Estado en caso de victoria de la candidata demócrata en las presidenciales. "Este mismo día ha dicho Biden que no tiene tales planes, que tampoco es bueno para la imagen de Clinton", ha expresado.
"Un golpe para Clinton"
El experto ha observado que la diferencia entre los índices de Clinton y el candidato republicano Donald Trump ha empezado a disminuir antes de la nueva investigación de los correos electrónicos. Clinton "estará involucrada en otro escándalo", mientras que "el electorado estadounidense vuelve a entender que si Clinton es elegida, el Congreso va a estar mucho tiempo con el tema de la investigación acerca de su correspondencia cuando era secretaria de Estado".
Drobnitski ha sugerido que "si suponer que Clinton intentó ocultar los hechos e impedir la actuación de justicia, ello sería uno de los motivos principales para llevar a cabo una investigación e incluso votar por el 'impeachment'".
El politólogo ruso ha subrayado que "todo esto es un golpe para Hillary Clinton". "En su rueda de prensa en Des Moines en Iowa, y por la cara de Clinton, se puede apreciar todo lo que pasa en su campaña", ha opinado, añadiendo que fue durante el viaje a la ciudad cuando la candidata demócrata supo la noticia sobre la investigación.
"Un gramo puede inclinar la balanza"
Drobnitski ha hecho hincapié en que el factor psicológico desempeña un papel clave. Según él, muchos votantes en EE.UU. decían: "No importan los escándalos con los correos electrónicos, no quiero la victoria de Trump, votaré por Clinton" o "No quiero que la presidenta sea Clinton, pero no voy a votar, que sea presidenta sin mi participación".
"Ahora ambos grupos de indecisos pueden 'moverse' de forma muy seria", ha señalado el experto, explicando que los primeros "pueden quedarse en casa", mientras que los segundos "pueden salir y votar por Trump o candidatos de terceros partidos".
Según ha apuntado Drobnitski, en los estados donde los índices de Clinton y Trump están muy cerca, como en Florida, Colorado, parcialmente en Pensilvania, "puede crearse una situación en la que un gramo incline la balanza". Ha concluido que "el hecho de que la campaña se ha tambaleado fuertemente en el último momento es obvio".