Los estadounidenses eligen a su nuevo presidente el próximo 8 de noviembre, y estos son algunos de posibles escenarios, tan inquietantes como improbables, que podrían darse tras conocerse los resultados de esos comicios.
La mayoría de los pronósticos electorales no contemplan algunas opciones descabelladas. Pero, ¿que pasaría si empatan o si ningún candidato logra los votos necesarios? ¿Y si empatan por segunda vez tras la mediación del Congreso? ¿Puede algún candidato recurrir los resultados?
¿Es posible que Clinton y Trump empaten?
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos son indirectas y constan de dos etapas. En primer lugar, cada Estado elige a quienes aprueban los resultados de la votación popular. Es decir, la clave para ganar las elecciones no pasa por obtener una mayoría de votos populares, sino por los votos de esos 538 electores escogidos.
Para llegar a la Casa Blanca, un candidato necesita obtener 270 de los votos de esas 538 personas, pero puede que ambos reciban 269 votos. Aunque es poco probable, ese escenario posible, en particular este año electoral tan "patas arriba", escribe la revista 'Time', que enumera los posibles casos de empate.
Según la revista, aunque las cifras de diferentes estudios varían, existen hasta 126 posibilidades de empate en varios Estados, según la encuesta de 270 to Win. La lista de RealClearPolitics baraja la posibilidad de 26 empates en 12 Estados, explica 'Time' basándose ensus cálculos.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, "el escenario más probable es que un tercer candidato gane en algún Estado como Utah", por ejemplo, Gary Johnson, del partido Libertario, o el candidato independiente, el exagente de la Agencia Central de Inteligencia Evan McMullin, lo que contribuirá a que ni Clinton ni Trump lograsen la mayoría necesaria de los 270 votos.
¿Qué pasa si obtienen el mismo número de votos?
Si los candidatos empatan o ninguno logra esta cantidad de votos necesarios, las 50 delegaciones de la Cámara de Representantes de EE.UU. decidirían el futuro del país con sus 50 votos, uno por cada Estado.
"Aquí la cosa se vuelve interesante", asegura 'Time', porque actualmente "los republicanos controlan 33 delegaciones de la Cámara de Representantes y los demócratas controlan 14", mientras que en tres Estados (Nueva Hampshire, Maine y Nueva Jersey) hay empate. No obstante, será la nueva convocatoria del Congreso inaugurada el 3 de enero de 2017 la que votaría.
¿Y si se da un segundo empate en el Congreso?
Incluso en este caso, también existe la posibilidad de que el resultado vuelva a ser el mismo (25 a 25). En ese caso Clinton y Trump se quedarían sin opciones de gobernar porque, según la Duodécima Enmienda a la Constitución de EE.UU. y la Vigésima Enmienda, si la Cámara de Representantes no logra elegir al presidente, el Vicepresidente electo por el Senado actuará como presidente "hasta que haya un presidente idóneo".
En esta situación hipotética, el mandatario estadounidense recaería en el demócrata Tim Kaine o en el republicano Mike Pence.
Si el Senado también llegara a un punto muerto en su procedimiento, algo que 'Time' califica como "el escenario más improbable de todos los pocos probables", el portavoz en funciones de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, se convertiría en el 45.º presidente de EE.UU.
El recuento de votos
El desenlace final también podría depender del recuento de votos en algunos Estados, algo poco probable, pero que ya ocurrió en el año 2000, cuando George W. Bush ganó la presidencia tras un polémico recuento de votos en Florida.
En necesario un margen de al menos el 0,5% en el recuento para que un candidato que ha perdido las elecciones pueda demandar este procedimiento en el Tribunal. Sin embargo, las leyes difieren en algunos Estados, donde los recuentos se mantienen automáticamente si la diferencia de votos no supera cierto umbral: en Florida y Pensilvania este 'umbral' es del 0,5% y en Ohio del 0,25%, recuerda 'The New York Times'.
'Cisne negro': ¿Fracaso total y el caos a escala mundial?
Según las reglas políticas estadounidenses, no se requiere ningún reconocimiento oficial de los resultados por parte de un perdedor, ni en un discurso público o con una llamada privada. Solo la tradición y la cortesía política lo demandan.
Así las cosas, podría darse la posibilidad de que uno de los candidatos no reconociera los resultados, algo que daría lugar a algo que los analistas definen con la expresión 'cisne negro', un fenómeno histórico que podría producir consecuencias inimaginables a escala mundial.
En el último debate presidencial Donald Trump dejó caer que podría no reconocer los resultados, evocando de esa forma un posible fraude electoral en su contra. En este sentido, el republicano dijo que no pondrá en duda los resultados si la diferencia fuera considerable, pero que quizá lo haga "en el caso de resultado dudoso", recuerda 'The New York Times'.
A su vez, esta situación podría derivar en protestas y manifestaciones por parte de los seguidores de Trump, junto con el aumento de la polarización social y política, e incluso dar pie a una ola de violencia.
Luego está el aspecto económico. Por ejemplo, la leve ventaja de Trump frente a su rival demócrata que revelaron las últimas encuestas ha afectado a los mercados de valores estadounidenses y a la cotización del dólar, informa Reuters, con una caída el pasado miércoles del 0,43% del Industrial Dow Jones. La razón de esta caída radica en el hecho de que los inversores que apostaban por Clinton tratan de evitar los riesgos económicos de un resultado electoral nada previsible.
¿Y si hay evidencia de fraude electoral?
'The New York Times' también baraja otro escenario que conduciría a un procedimiento jurídico especial, el denominado 'disputa electoral' ('election contest') que refuta los resultados en un Estado o de una serie de Estados.
Sin embargo, este procedimiento reclama la evidencia convincente de que los votos en algún Estado han sido contados de forma incorrecta o que ha tenido lugar un fraude electoral. Se recurre a este procedimiento solo cuando se trata de un margen suficiente para cambiar los resultados de las elecciones de forma decisiva.
¿Aún se puede persuadir a los compromisarios?
Asimismo, el periódico recuerda que los electores del Colegio electoral que van a aprobar la candidatura del presidente podrían, en teoría, ignorar los resultados de las elecciones de 8 de noviembre y cambiar su opinión y, por lo tanto, el perdedor podría tratar de "persuadir a los electores", algo "extremadamente difícil", destaca el periódico.
En ese caso, tal vez la mejor opción para Trump si pierde en la primera etapa, sea, según el diario, "tratar de persuadir a los electores demócratas para que voten a favor del tercer candidato", de tal forma que Clinton no pueda alcanzar los 270 votos necesarios y la responsabilidad de elegir al presidente de EE.UU. pase a la Cámara de los Representantes.