Desde hace meses, en la carrera hacia la Casa Blanca entre Hillary Clinton y Donald Trump se puede apreciar una constante: la candidata demócrata mantiene, según casi todas las encuestas, una ligera pero permanente ventaja sobre su oponente. En las últimas semanas, tanto las revelaciones de WikiLeaks como la intención del FBI de reabrir el caso de los correos electrónicos de Clinton han aparecido en los medios de comunicación como obstáculos supuestamente peligrosos en la campaña de Hillary, pero las últimas encuestas muestran la misma ventaja de siempre, lo cual permite suponer que estos últimos acontecimientos no han perjudicado la imagen de la candidata demócrata de cara al electorado. ¿A qué se debe esa resistencia?
Surgen inmediatamente varias hipótesis más o menos razonables. La impasibilidad de las cifras hace pensar en un electorado sólido en sus convicciones y poco permeable a los acontecimientos que van sucediéndose en la campaña electoral. Por otro lado, podríamos estar ante un fuerte fenómeno anti-Trump; es decir, que la imagen de Clinton esté efectivamente deteriorada, pero su posición sea demasiado importante como único bastión frente a un Donald Trump que asusta y avergüenza a la mayor parte del sector demócrata y progresista de la nación. O tal vez ocurre que Hillary Clinton sea una candidata especialmente resistente, que tenga un encanto a prueba de escándalos y errores.
¿Cuál es la verdadera causa de que el electorado favorable a Hillary Clinton no se inmute ante el contenido de los correos filtrados por Wikileaks, en los que la candidata demócrata defiende una intervención en Libia que ha generado consecuencias nefastas? ¿Por qué su imagen permanece aparentemente intacta tras el escándalo del uso de su servidor privado de correo, que ha suscitado incluso el interés del FBI, y que en un momento determinado pareció ponerla en serios aprietos jurídicos?
"Hillary sabe que no enamora"
Para profundizar en el análisis de este fenómeno hemos recurrido a la opinión de Carlos Luca de Tena, experto en comunicación política, gran conocedor del contexto particular de estas elecciones, que considera "excepcionales" por varios motivos. "Aquí entran en juego dos factores. El primero es que este tipo de 'escándalos' no están afectando a la campaña. En el caso de los correos de Hillary Clinton y la investigación del FBI hay que tener en cuenta que el electorado demócrata no lo percibe como un delito, y de hecho el FBI ya ha confirmado que no hay indicios de delito. Me da la impresión de que para los votantes de Clinton esto es como una simple anécdota que la campaña de Trump está instrumentalizando para atacar a Hillary. Además, el FBI no suele informar de las investigaciones que pone en marcha; eso ha contribuido a que este anuncio, en plena campaña y a tan pocos días de las elecciones, pareciera electoralista y perdiera credibilidad".
La mayoría no sabe qué está pasando en Libia, ni que ha habido una resolución de la ONU, ni comprende bien las claves del conflicto
Ni siquiera las revelaciones del papel que Hillary Clinton jugó en la intervención en Libia parece preocupar a sus votantes: "A los norteamericanos eso les queda muy lejos - explica Luca de Tena-. Ocurre con todas las relaciones internacionales. La mayoría de los estadounidenses leen prensa local y están muy poco informados de lo que ocurre en el exterior. Probablemente la mayoría no sepa qué está pasando en Libia, ni que ha habido una resolución de la ONU, ni comprenda bien las claves del conflicto. En resumen, a un votante demócrata le impacta muchísimo menos que haya algún escándalo relacionado con un país lejano, que el hecho de que Trump, por ejemplo, esté atacando a las mujeres y siendo soez".
"El segundo factor -continúa Carlos Luca de Tena- es que la mayoría del voto a Hillary Clinton no va a ser un voto pro-Hillary, como lo fue con Obama en el 2008. Hillary recibirá una gran cantidad de votos que van a ser, como decimos en España, "con la nariz tapada", es decir: muchísimo voto 'anti-Trump'". Sin embargo, este experto ve algún riesgo que podría estar pasando desapercibido: "Yo creo que en estas elecciones está aun en juego el voto joven demócrata, que estaba más cercano a Bernie Sanders y era más crítico con Clinton. A mi me da la sensación de que el miedo que tiene el Partido Demócrata es que pase como en el 'brexit', que los jóvenes progresistas se queden en casa y no vayan a votar".
Parece claro, pues, que la resistencia de Hillary Clinton no se debe a virtudes personales, sino que es más bien un fenómeno circunstancial. "La propia Hillary Clinton es la primera en reconocer que no es una candidata que enamora. Ella ha dicho siempre que su principal activo es su trayectoria, su experiencia, porque sabe que si la comparan con el 'Yes we can' de Obama, ella no está a la altura. No creo que sea su imagen o su relevancia lo que le está dando esa resistencia, sino más bien la concentración del voto anti-Trump".
David Romero