Filipinas cancela una compra de armas a EE.UU.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, ordenó este lunes cancelar un acuerdo de compra de fusiles de asalto a Estados Unidos para la policía del país, informa la agencia Reuters.
La noticia se produce después de que el pasado mes surgiera la información de que el Departamento de Estado de EE.UU. iba a suspender la venta de casi 26.000 rifles de asalto a Manila debido a la "preocupación" existente con respecto al cumplimiento de los derechos humanos en el país asiático.
"No vamos a insistir para comprarle costosas armas a Estados Unidos, siempre podemos conseguirlas en otro lugar. He ordenado a la policía que cancele la compra, no las necesitamos", dijo Duterte en un discurso televisado en un evento al que asistieron líderes rebeldes musulmanes.
"Solo tendremos que buscar otra fuente que sea más barata y tal vez tan duradera y tan buena como las fabricadas en el lugar donde las estamos comprando", dijo Duterte. El mandatario ha recordado que Rusia y China habían mostrado su voluntad de vender armas a Filipinas en varias ocasiones en el pasado.
El 2 de noviembre, el presidente filipino también arremetió contra Estados Unidos en otro discursos televisado cuando surgieron las primeras informaciones sobre la negativa de EE.UU. de cerrar un acuerdo para la venta de armas: "¿Me amenazan con que no nos van a vender armas?", se preguntó el presidente, "recuerdo que un diplomático ruso nos dijo fuéramos a Rusia, que allí tenían cualquier cosa que podamos necesitar", aseguró.
Las relaciones entre ambas naciones son tensas después de que Duterte hiciese varias declaraciones polémicas contra el país norteamericano. El mandatario filipino reiteró su intención de revisar sus relaciones diplomáticas con Washington, y confirmó que busca formar nuevas alianzas con China y Rusia.
La atención internacional se centra desde hace meses en la campaña de Duterte contra el tráfico de drogas. El mandatario dio luz verde a la policía y a civiles armados para asesinar traficantes y drogadictos durante sus operaciones especiales. Se calcula que más de 4.000 personas han perdido la vida desde que el país emprendió su sangrienta "guerra contra la droga".