Durante un debate televisado, el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, se pronunció contra la instalación en la República Checa de un radar estadounidense. La idea, nada nueva, ha sido replanteada en EE.UU. por el antiguo alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, uno de los líderes del equipo de transición del presidente electo Donald Trump.
Una parlamentaria checa apoyó la propuesta de Giuliani y dijo que le gustaría que el futuro presidente de EE.UU. y su homólogo checo, Milos Zeman, firmaran un contrato para desplegar un radar. Sobotka reaccionó diciendo que esta propuesta es una "mera fantasía que jamás será realidad". "Mi opinión sobre esto es negativa. Creo que ahora tenemos unos problemas de seguridad completamente distintos", aseguró a la televisión checa.
El primer ministro recordó que inicialmente EE.UU. contemplaba instalar este elemento de la defensa antimisiles en la República Checa para reducir las amenazas provenientes de Irán. Pero la situación cambió en julio de 2015, cuando la firma del pacto nuclear con el Sexteto de mediadores internacionales comportó una flexibilización de las relaciones con Teherán.
"El radar significaría una escalada aún mayor de las tensiones con Rusia. Mientras, necesitamos aprovechar la ventana que se ha abierto tras la elección de Donald Trump para que EE.UU. y Rusia se sienten en una misma mesa", agregó Bohuslav Sobotka. "Para Europa no existe ahora una cuestión más importante que poner fin a la guerra en Siria".
El político explicó que la mayor preocupación de los europeos frente al conflicto en la república árabe es el flujo de refugiados. "EE.UU. ejerce una importante influencia sobre la situación en Siria, y Rusia también es muy influyente; nosotros [los europeos] tenemos que aprovecharlo".