Este pueblo del desierto se opone a quedar dividido por el muro fronterizo de Trump
Los sioux, afectados por la posible reactivación del oleoducto Dakota Access, no serán los únicos indígenas a los que repercutirán las decisiones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Ante la intención del magnate de levantar un muro fronterizo en el sur del país los tohono o'odham, un pueblo que vive en un territorio ancestral que ocupa parte de los estados de Arizona (EE.UU.) y Sonora (México), aseguran que se construirá"por encima de su cadáver".
Las autoridades de ese colectivo tratarán de reunirse con el mandatario para invitarlo a su reserva y mostrarle la inviabilidad de erigir un muro en su territorio. Además, le ofrecerán su colaboración para mantener la seguridad en el tramo fronterizo que ocupan, asolado por diversos cárteles de la droga.
Las leyes federales estadounidenses requieren que la Casa Blanca consulte con los gobiernos tribales, cuya autonomía reconocen, antes de realizar cualquier cambio en sus suelos. Amy Juan, integrante de una red para defender los derechos de los tohono o'odham, anticipa que los efectos del muro serían devastadores para su pueblo y la naturaleza del lugar, "una separación literal de nuestra casa", debido a que "la mitad de nuestros sitios tradicionales se encuentran en México".
Territorio cruzado
Durante la colonización española, los tohono o'odham se vieron forzados a subir hacia donde se encuentran en estos momentos. Después de la guerra méxicoestadounidense de 1840, el Tratado Guadalupe-Hidalgo de 1848 y el intercambio Gasden de 1853, este pueblo quedó dividido por la frontera entre México y EE.UU.: algunos de sus sitios sagrados quedaron en el sur, mientras que la mayor parte de su población permaneció en el norte.
Sus tierras fueron diezmadas por ambos países hasta la creación de las reservas de San Javier y Gila Bend, a mediados del siglo XIX.
Hoy en día, los tohono o'odham cuentan con la segunda reserva más grande de Estados Unidos: 12.500 kilómetros cuadrados en EE.UU. y 462 kilómetros en México, con alrededor de 30.000 y 500 habitantes, respectivamente.
"La frontera nos cruzó a nosotros"
Tras el 11-S, la política estadounidense para militarizar la frontera provocó la instalación de puestos fronterizos donde antes solo había una alambrada.
El sitio web del gobierno tohono o'odham denuncia que, a partir de ese momento, sus integrantes sufren detenciones y deportaciones constantes, les confiscan comida y les quitan las herramientas sagradas que necesitan para realizar sus rituales.
En 2003, un legislador propuso la aprobación de una ley federal para otorgarle la ciudadanía estadounidense a todos los tohono o'odham que vivieran en México, pero esa iniciativa no prosperó.
A pesar de la polémica propuesta de Trump, este pueblo del desierto ya protestaba por las condiciones en la que viven, con pancartas como: "No cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros".
El olvido
La cadena Al Jazeera indica que un estudio que el Centro de Investigación en Antropología Social (Ciesas) realizó en 2012 ofrece cifras alarmantes sobre el número de hablantes de la lengua de los tohono o'odham en México: 116 personas.
Vice-Chairman of Tohono O’odham Nation: Trump wall will go through traditional territory "over my dead body" https://t.co/12vsygUIXF
— UVic Anthropology (@UVicAnthro) 10 de noviembre de 2016
David Ortega, profesor de lengua o'odham en México, indica que "nos apoyábamos y vivíamos juntos con nuestra historia y nuestra cultura", pero "hemos perdido esa unicidad" y ahora "necesitamos volver a aprender qué supone ser una persona de desierto".
Al-Dabi Olvera