Si alguien ha estado alguna vez en el bajo Manhattan, seguramente se habrá fijado en un extraño edificio en el 33 de Thomas Street, comenta un artículo del portal The Intercept dedicado a este feo monstruo.
Es extraño no por su altura, sino debido a su fealdad y a que apenas está iluminado. Mientras que otros edificios emblemáticos de Nueva York son brillantes torres de vidrio, este edificio de 29 plantas construido en hormigón es totalmente gris y opaco.
La mayor parte de los neoyorquinos ven a esta extraña edificación sólo como una curiosidad constructiva, una de los fenómenos feos de su querida ciudad, fácil de ignorar. El público pensaba que era un importante nudo de comunicaciones, propiedad de AT&T y dirigido por la filial local de la compañía telefónica de Nueva York, pero gracias al denunciante de programas secretos de la NSA, Edward Snowden, ahora se conoce que el edificio encierra los mayores secretos de la NSA. Dentro de la agencia de inteligencia se le conoce por su nombre en código: estación TITANPOINTE. Se trata de una enorme instalación de escucha que tiene como objetivo controlar las comunicaciones que se produzcan a cualquier punto del globo.
'Long Lines Building', así se llama el edificio, resulta fácil de olvidar, ya que fue diseñado para ser fácilmente olvidado. Fue diseñado por el estudio de arquitectura John Carl Warnecke & Associates, con una peculiaridad: puede soportar una bomba nuclear y proteger a 1.500 personas durante dos semanas contra la radiación.
Después de una larga investigación, The Intercept combinó las filtraciones de Edward Snowden sobre el programa de vigilancia de la NSA con planos arquitectónicos, registros públicos y entrevistas con ex empleados de AT&T para conseguir sacar a luz que se trata de un centro secreto de espionaje a escala mundial.
De acuerdo con ex ingenieros de AT&T que conocían el programa, el edificio alberga a unos de los principales, si no el principal, centros de escucha de llamadas internacionales desde Estados Unidos a países de todo el mundo.