Rusia ha realizado con éxito las primeras pruebas de la maqueta del misil balístico intercontinental diseñado para el proyecto Barguzín, un sistema nuclear camuflado en trenes, según ha afirmado una fuente en la industria de defensa rusa.
"Las primeras pruebas de las maquetas tuvieron lugar en el cosmódromo de Plisetsk hace dos semanas. Han sido reconocidas como completamente exitosas, lo que da luz verde para que el fabricante comience las pruebas previas a la entrega para que sean sometidos a pruebas estatales", dijo la fuente a la agenda Interfax.
Cada tren estará equipado con seis misiles balísticos intercontinentales RS-24 Yars. La mayor ventaja es su sigilo, que dificulta que los radares enemigos los detecten, y su velocidad, ya que un tren puede recorrer más de 1.000 kilómetros en un día.
Una fuente en la industria de defensa anunció en mayo de este año el comienzo de la fabricación de elementos para el sistema Barguzín y dijo que los plazos de finalización del proyecto se concretarán en 2018.
De esta manera Rusia reinstaurará sus armas nucleares ferroviarias, desmanteladas tras la desintegración de la URSS.
Los 'trenes de la muerte'
El proyecto Barguzín, que está siendo desarrollado por el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú, se inició en 2012. Consiste en trenes especiales, conocidos como 'trenes de la muerte' o 'trenes fantasma', que transportan misiles balísticos camuflados.
El nuevo equipamiento será idéntico a un tren de carga, haciendo renacer de este modo los famosos misiles móviles soviéticos Mólodets, camuflados en trenes convencionales, aunque la nueva versión será técnicamente muy superior.
Puestos en servicio operacional en 1987, estos trenes parecían convoyes ordinarios de carga, pero en realidad transportaban los temibles misiles RT-23 (o SS-24, según la clasificación de la OTAN). En el año 2005 en Rusia quedaban 12 trenes de este tipo, con 36 lanzadoras de misiles balísticos, agrupados en tres divisiones: en la región de Kostromá, en la región de Perm y en el territorio de Krasnoyarsk, en Siberia.
Los antiguos sistemas soviéticos fueron retirados del servicio en acatamiento del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START-II), firmado en enero de 1993 por los entonces presidentes de EE.UU. y de Rusia, George Bush y Borís Yeltsin. El nuevo tratado START-III, sin embargo, no prohíbe la creación de nuevos sistemas de misiles, incluyendo los sistemas BZhRK.