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RT investiga el incremento de los abusos policiales en Argentina

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Las autoridades aseguran que se están adoptando mayores controles y, sobre todo, se enfocan en reformar el entrenamiento de los uniformados.
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En Argentina, los casos de abusos policiales y las denuncias contra las fuerzas de seguridad del país por conducta violenta suelen quedar en nada y su incremento preocupa a la sociedad civil pese a que las autoridades aseguran que se están adoptando mayores controles y, sobre todo, se enfocan en reformar el entrenamiento de los uniformados. En este contexto, nuestro corresponsal en el país, Ignacio Jubilla, investigó esta problemática y habló con quienes la padecen en carne propia.

"Uno me pateaba la cabeza, otro me pateaba las costillas"

Aunque hace más de 40 años Argentina salió de la dictadura y abrazó la democracia, aún siguen registrándose situaciones en las que aquellos que reciben el poder del Estado para cuidar a los ciudadanos se convierten en el peor enemigo. Una prueba de ello es el caso de Emiliano, un joven que presenció la detención abusiva de un menor por miembros de la Prefectura Naval Argentina y en un intento por ayudar fue detenido y golpeado en plena calle. "Uno [policía] me pateaba la cabeza, se iba, venía otro me pateaba las costillas", señaló la víctima.

El mayor desafío 

Según datos oficiales de la justicia, en 2015 hubo 378 víctimas menores de edad de violencia institucional solo en la ciudad de Buenos Aires. Al respecto, especialistas aseguran que hay una continuidad en la formación represiva de las fuerzas de seguridad en el país que se remonta a la época dictatorial, solo que ahora las víctimas no son subversivos, sino ciudadanos de carácter humilde y de bajos recursos.

Por su parte, las autoridades desmienten este fenómeno y aseguran que hay una decisión política de profesionalizar el área y que en cada caso denunciado los responsables han sido castigados y separados de su cargo. Daniel Barberis, director de Violencia Institucional del Ministerio de Seguridad de Argentina, afirma que luego de una denuncia y tras juntar las pruebas se pone en marcha una figura conocida como 'baja preventiva'.

Las autoridades aseguran que para enfrentar esta situación están apuntando a un mayor control de los casos y, sobre todo, a un cambio radical en el entrenamiento. Probablemente en esa formación no represiva, radique el mayor desafío a futuro. Mientras tanto, en el presente, urge la necesidad de acercar justicia a las victimas para que los uniformes dejen de provocar miedo y comiencen algún día a inspirar respeto. 

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