El equipo de fútbol brasileño Chapecoense debía llegar este lunes por la tarde a la ciudad colombiana de Medellín procedente de Sao Paulo en un Airbus 320, pero una serie de acontecimientos impidió que esto sucediera así, informa el diario 'Marca' citando a la agencia EFE.
Cambio de ruta
Todo comenzó cuando la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac), la principal autoridad aérea de Brasil, desautorizó el viaje hasta Medellín en el Airbus 320, el cual tiene una autonomía de vuelo de más de 7 horas. Esto obligó a la delegación de fútbol a optar por un 'plan B': tomar el mismo avión pero hasta Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y ahí alquilar otro avión, un Avro RJ85, de la empresa Línea Aérea Mérida Internacional de Aviación (Lamia).
Expertos en seguridad aérea consultados por EFE no se explican cómo la aeronave RJ85 fue empleada para cubrir la distancia de 2.265 kilómetros que separan a Santa Cruz de la Sierra del aeropuerto José María Córdova de Medellín, ya que esa es prácticamente la autonomía máxima de vuelo que tienen los RJ.
"Los protocolos de seguridad aeronáutica plantean que una aeronave debe tener suficiente combustible para llegar a su destino, pero también para experimentar una espera eventual y, además, para poder ir a aeródromos alternos en caso de presentarse alguna emergencia", denuncia un directivo de la Aeronáutica Civil de Colombia.
Coincidencia mortal
Asimismo, a la misma hora en que la aeronave se aproximaba a su destino, se presentó una emergencia en el Aeropuerto Internacional José María Córdova: un avión Airbus 320, precisamente el mismo modelo que fue negado a la delegación brasileña, de la aerolínea Viva Colombia recibió prioridad para aterrizar tras sufrir una fuga de combustible.
Mientras tanto, el RJ85 de Lamia, que llegaba con el combustible justo, quedó incorporado en espera, un estado en el que la aeronave se mueve en un radio definido hasta recibir la orden de aterrizar o trasladarse a un aeródromo cercano.
Los expertos indican que el piloto del avión también debió informar de inmediato a la torre de control sobre su situación, un procedimiento que se conoce como "solicitar vectores", es decir, pedir la ruta más rápida para aterrizar en el aeropuerto de destino. Sin embargo, los controladores nunca llegaron a recibir esta declaración de emergencia.
"Sin combustible, se generaron problemas eléctricos y se apagaron los generadores. Esto explica por qué no explotó el aparato al desplomarse en el agreste cerro El Gordo", concluye el diario.