La posible tensión entre Estados Unidos y China a raíz de las declaraciones de Donald Trump sobre Taiwán ha sido uno de los temas más destacados de los últimos días y ha comenzado diversas especulaciones sobre un posible cambio en las relaciones bilaterales de esos países. En realidad, esos "gestos escandalosos" del presidente electo de EE.UU. persiguen objetivos muy diferentes, según sostiene el periodista y analista político ruso Piotr Akópov en un artículo para el portal Vzgliad.
- El 2 de diciembre, Trump anunció en Twitter que la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, lo llamó para felicitarlo por triunfar en las elecciones de EE.UU.
- Tras conocer esa conversación, China presentó una protesta formal. Su Cancillería señaló que el principio de 'una sola China' es la base de la relación entre Pekín y Washington e instó a "la parte pertinente" a mantener esa política y "manejar la cuestión de Taiwán con cautela para evitar trastornos innecesarios" en el trato entre ambos países.
- Por su parte, Trump afirmó que no quiere que China le diga qué es lo que tiene que hacer y agregó que comprende "completamente" la política de 'una sola China', pero "no sé por qué tenemos que estar ligados por esta política, a no ser que lleguemos a un acuerdo con China que tenga que ver con otras cosas, incluso el comercio".
Con esa afirmación, Akópov estima que el futuro mandatario norteamericano puso en duda el principio de 'una sola China', al vincularlo con la consecución de acuerdos sobre otros asuntos.
Calma en Pekín
De momento, Pekín observa el juego del político republicano "con calma absoluta" porque "nadie cree que Trump realmente vaya a revisar la base de las relaciones entre los dos países", afirma el analista.
Cualquier intento de replantear esta cuestión de manera oficial provocaría una profunda crisis en las relaciones sinoestadounidenses. Asi, Akópov detalla que China no va a negociar el estatus de Taiwán y si, por ejemplo, Washington anunciara la posibilidad de reconocer la independencia de esa isla, inevitablemente rompería las relaciones diplomáticas con Pekín.
La verdadera intención
Este especialista considera que el magnate solo intenta elevar las apuestas en las negociaciones sobre el futuro comercio, algo que demuestran otras de sus acciones, como su promesa de introducir impuestos de un 45 % a los productos chinos.
Por otro lado, el autor del artículo hace hincapié en que, tras su conversación con Taipéi, Trump decidió nombrar como embajador en Pekín al gobernador de Iowa, Terry Branstad, al que el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, considera su "viejo amigo" y quien es "el mejor candidato para establecer una relación de confianza con el líder chino", señala Akópov.
Este experto también recuerda las declaraciones del magnate estadounidense sobre la importancia de mejorar las relaciones con China pero, al mismo tiempo, obligar a Pekín a jugar de acuerdo con las reglas. "La única pregunta es, ¿quién va a determinar las reglas con las que no solo jugarán los chinos y los estadounidenses, sino todo el mundo?".