Cuando la Estación Espacial Internacional (EEI) deje de ser funcional, aproximadamente para el año 2028, sus restos acabarán en un lugar donde yacen cientos de satélites y restos de objetos espaciales, en el conocido como 'cementerio de naves espaciales', informa Popular Science.
Este cementerio se ubica en el polo de inaccesibilidad del océano Pacífico, el área en pleno océano abierto más alejada de cualquier continente, isla o punto de tierra firme, a miles de kilómetros de las costas de la Antártida, Nueva Zelanda y del sur de Chile.
Dejar en la órbita de nuestro planeta algún satélite o artefacto sin control alguno supone un grave riesgo, ya que podría acabar cayendo sobre alguna población o bosque y provocar serias catástrofes.
Esa es la razón por la que el polo de inaccesibilidad del Pacífico fue escogido como lugar de reposo y empezó a ser empleado a partir de 1971 para dirigir la reentrada de los artefactos espaciales humanos, que acaban yaciendo en las gélidas profundidades marinas. Se trata de un lugar inhóspito y poco transitado, dada su lejanía de las rutas comerciales marítimas.
Allí descansan ya los restos desmantelados de grandes hitos de la historia espacial, como es la estación rusa MIR, hundida en 2001, así como cientos de satélites y otras naves lanzadas al espacio por Rusia, la NASA, Europa y por la empresa de Elon Musk, SpaceX.