A lo largo de la historia Rusia ha resurgido en más de una ocasión "como un alterador global". Lo hizo bajo el reinado de Pedro el Grande, el de Catalina II y durante el período soviético, recuerda la columnista del diario 'The New York Times' Kathryn Stoner. La autora, que trabaja como colaboradora científica en un instituto de la Universidad Stanford, se pregunta por lo tanto: "¿Por qué debería sorprender que eso vuelva a ocurrir?"
Es "increíble", en su opinión, que Rusia se haya recuperado del caos que experimentó después de la desintegración de la URSS, pero el país fue capaz de reponerse "en 25 años". Ahora, dice, Rusia desafía al orden mundial posterior a la Guerra Fría. Stoner duda que este "resurgimiento" sea la causa de las actuales tensiones con los países occidentales y echa un vistazo a las opiniones que se forjaban en Washington en ese momento.
El mundo unipolar no es para siempre
A su juicio, uno de los errores de EE.UU. ha sido menospreciar la relevancia que Rusia tiene en los asuntos internacionales. "Durante la presidencia de George W. Bush se consideró que después de la Guerra Fría el mundo se había convertido en unipolar y que lo sería para siempre", recuerda. Pero Rusia fue más allá de lo que Barack Obama catalogó como "una potencia regional".
Con el presidente Vladímir Putin las ambiciones internacionales rusas "no son de ninguna manera regionales, sino globales", afirma, pues las posibilidades de Moscú de influenciar sobre la política de otros países no se limitan a los países colindantes con Rusia.
Rusia también tiene su "papel especial"
La capacidad de un país de influir sobre la situación en otro país ya no depende de factores como el tamaño del PIB o de su Ejército o de la cantidad de población, sostiene la colaboradora científica de Stanford, que indica que la economía de Rusia representa solo el 3% del producto bruto mundial, sus Fuerzas Armadas parecen "pequeñas en comparación con las estadounidenses o las chinas" y las tasas de crecimiento de la población oscilan en torno al 0%.
Sin embargo, dice la autora, Rusia "desafía al orden global establecido después de la Segunda Guerra Mundial" y sus fuerzas y capacidades son suficientes para lanzar un reto al "papel especial" que EE.UU. pretende desempeñar en el mundo.