¿Amistades peligrosas? Cómo Donald Trump podría perjudicar a Israel

Tras la resolución por la que la ONU condena las políticas israelíes en Palestina, Trump ha salido en defensa de Israel. ¿Es el comienzo de una bonita amistad... o de un grave problema?

Las relaciones entre Israel y Estados Unidos pasan estos días por un periodo controvertido, tras la renuncia norteamericana a vetar la resolución de la ONU que condena la política de asentamientos israelíes en territorios palestinos. 

Las últimas declaraciones de Donald Trump al respecto no sólo han servido para evidenciar una brecha cada vez más profunda entre la administración del presidente Obama y su equipo, sino para escenificar públicamente un claro apoyo a Israel. "Mantente fuerte, Israel. El 20 de enero se acerca deprisa", llegó a publicar en Twitter el presidente electo, dando a entender que la situación será mucho más favorable para Israel desde que él acceda formalmente a la presidencia de EE.UU. 

Sus palabras fueron felizmente acogidas por el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, que respondió: "¡Presidente electo Trump, gracias por su cálida amistad y por su apoyo incondicional a Israel!".

Este intercambio de mensajes resume una amistad de nuevo cuño entre la derecha israelí y la futura administración de Donald Trump. Tras el varapalo de la resolución 2334 de la ONU, que pone de manifiesto un claro y extendido rechazo internacional a las políticas de Netanyahu (que en opinión de la ONU "suponen una violación del derecho internacional y un grave obstáculo para solucionar el conflicto a través de la creación de dos estados independientes"), las palabras del presidente electo de EE.UU. son percibidas por los mandatarios israelíes como una promesa de continuidad en el apoyo, tácito o explícito, que Estados Unidos ha prestado a Israel de manera casi invariable en lo que se refiere al conflicto con Palestina.

Y esa "promesa" ha desatado reacciones casi eufóricas entre la clase dirigente israelí: ""¿Quién es Obama?", llegó a preguntar retóricamente la ministra israelí de cultura, Miri Regev, en una entrevista en un medio local. "Obama es historia. Tenemos a Trump", concluyó.

¿Amistades peligrosas?

Pero, ¿es fiable el apoyo de Donald Trump? Y sobre todo, en caso de que lo sea, ¿sería bueno a la larga para  Israel? Algunos analistas dudan de que contar con el apoyo de Trump sea algo que Israel pueda celebrar como una buena noticia, ya que a la larga podría tener efectos perniciosos. Es el caso del periodista Gregg Carlstrom, que en un extenso y prolijo artículo publicado en el portal 'Politico.com' advierte que Donald Trump podría acabar siendo "la peor pesadilla de Israel".

Algo que, en opinión de este experto debería preocupar a Israel es "la creciente alienación de los judíos estadounidenses, que encuentran cada vez más difícil apoyar a un gobierno religioso de derecha que perciben como el apoyo al racismo israelí y la ocupación sin fin. La tensión entre el liberalismo y el sionismo, siempre persistente por debajo de la superficie, se ha vuelto más pronunciada". 

La clase dirigente de Israel, en opinión de Carlstrom "está mirando con optimismo hacia el futuro inmediato, y no ve más allá". La tesis central de su artículo es que "el abrazo del gobierno israelí a un presidente electo (y su controvertido círculo político) detestado por la inmensa mayoría de los judíos estadounidenses" podría generar graves problemas a medio plazo. "Puede que no sea un problema bajo Trump, pero los republicanos, que perdieron el voto popular por un amplio margen, no permanecerán en el poder para siempre", indica este analista.

Además, el propio Donald Trump podría ser un factor de riesgo en sí mismo: "Por supuesto -advierte Carlstrom, Trump puede decepcionar a sus fans en Israel".

Pero incluso si no lo hace -según explica el artículo-, si Trump efectivamente mantiene su apoyo diplomático a Netanyahu, esa alianza entre dos derechas probablemente seguirán impulsando políticas que generarán rechazo en la comunidad internacional, contribuyendo a la larga al aislamiento de Israel, a dificultar su posición en el mundo. "La derecha israelí puede tener un aliado en la Casa Blanca, pero ese apoyo será escaso en otros lugares", concluye Carlstrom.

David Romero