Las habilidades paranormales de Uri Geller, el 'guerrero psíquico' de la CIA en la Guerra Fría
El mentalista israelí Uri Geller se hizo famoso en la década de los setenta por doblar cucharas supuestamente con la fuerza de su mente y demostrar sus habilidades de telepatía y telequinesis por las televisiones de todo el mundo.
Los documentos secretos publicados por la CIA la semana pasada revelan que su fama llamó la atención de los servicios de inteligencia estadounidenses, que quisieron investigar sus dotes para utilizarlas con sus propios objetivos.
Geller participó en varios experimentos de la CIA del 4 al 11 de agosto de 1973 en el marco del programa conocido como Stargate. Con ellos, se pretendía verificar su "aparente percepción paranormal" y "entender las variables fisiológicas y psicológicas" de sus habilidades.
Los experimentos de la CIA
En las pruebas, Geller fue encerrado en una habitación blindada y aislada y se le pidió que dibujara los mismos objetos que los agentes estaban dibujando fuera. Cuando la imagen original estaba lista, era avisado a través de un intercomunicador.
El método elegido por los agentes para elegir el objeto a dibujar era buscar una palabra al azar en el diccionario. La primera escogida fue 'mecha' y el objeto que representaron fue un petardo. Geller afirmó haber visto "un cilindro con un ruido que sale de él" y dibujó un tambor, entre otros objetos cilíndricos.
La segunda palabra, 'racimo', se convirtió en un racimo de uvas en la imagen original y Geller –quien habló de unas "gotas de agua que salían de la imagen" y de "círculos púrpura"– dibujó lo mismo y, además, con el número exacto de uvas: 24.
Tras una semana de pruebas de este tipo, los agentes de inteligencia llegaron a la conclusión de que el mentalista había demostrado "de manera convincente e inequívoca sus habilidades de percepción paranormal".
El arma secreta en tiempos de la Guerra Fría
En una entrevista concedida a 'The Daily Telegraph', el propio Geller afirmó que estas revelaciones solo son "la punta del iceberg" de todo lo que le pidieron hacer la CIA, el Mossad y otras agencias de inteligencia.
Durante la Guerra Fría, el israelí realizó unos experimentos en un laboratorio de radiación estadounidense para comprobar si era capaz de activar una bomba nuclear. "Tuve que acercarme a alguien que firmaba un acuerdo nuclear y bombardearlo mentalmente: 'firma, firma, firma'", recuerda Geller.
El mentalista admitió que había realizado muchos trabajos para la CIA y reveló que sus actuaciones en distintos programas de televisión doblando cucharas eran un "buen encubrimiento" de sus actividades de espionaje.
Una de las tareas que le encomendó la CIA fue apostarse "cerca de la embajada de Rusia en México y tratar de borrar los disquetes de los agentes rusos". Geller también mencionó que una agencia internacional le pidió que parara el corazón de un cerdo. "A lo mejor lo hicieron para poder parar el corazón de Andrópov, que encabezaba el KGB", supone el mentalista.