La condena a 18 meses de prisión dictada este martes a Elor Azaria, un soldado israelí que mató a sangre fría en el suelo a un terrorista palestino herido que había llevado a cabo un ataque con cuchillo, ha puesto fin, al menos de momento, a uno de los casos judiciales más controvertidos en la historia reciente de Israel, indica Reuters.
La ejecución fue registrada en vídeo por unos activistas y alcanzó una gran difusión, provocando una ola de indignación a nivel mundial.
El pasado mes de enero, un tribunal militar encontró a Azaria culpable de homicidio, un delito que conlleva una pena de hasta 20 años de cárcel en Israel.
Sin embargo, las encuestas de opinión realizadas en el país mostraron un fuerte apoyo a Azaria, enfermero del Ejército, una simpatía que fue compartida por el fiscal, que pidió que Azaria fuera condenado solo a entre tres y cinco años de cárcel, muy por debajo de la máxima pena aplicable.
El fiscal alega que el soldado remató al palestino en el suelo porque este había llevado a cabo pocos minutos antes un ataque terrorista en el que apuñaló a un compañero de armas de Azaria.
Hace once meses, Azaria, que entonces tenía 19 años, estaba sirviendo en la ciudad palestina de Hebrón cuando dos asaltantes lanzaron un ataque con cuchillo contra unos soldados israelíes. Uno de los dos atacantes fue muerto a tiros y el otro quedó gravemente herido.
Once minutos después del ataque, Azaria disparó con un fusil de asalto en la cabeza de Abd Elfatah Ashareef, de 21 años, que yacía en el piso desangrándose y no representaba ya una amenaza.
Hebrón acoge la Tumba de los Patriarcas, un lugar sagrado tanto por el islam como por el judaísmo, por lo que gran cantidad de colonos judíos ultraortodoxos residen en la zona, a pesar de estar enclavada en plena Cisjordania. La ciudad ha sido durante mucho tiempo un punto de inflamación de violencia y vivió este suceso durante una oleada de ataques callejeros con cuchillos de palestinos contra israelíes.