Pekín estaría muy cerca de completar la construcción de unas 24 instalaciones militares en sus islas artificiales en el mar de la China Meridional que, aparentemente, habrían sido diseñadas para albergar misiles tierra-aire de largo alcance, según el testimonio de dos funcionarios anónimos estadounidenses, informa Reuters.
La construcción de ciertas estructuras de más de 20 metros de largo, 10 metros de alto y tejados retráctiles en los arrecifes de Subi, de Mischief y de Fiery Cross —en torno al archipiélago de las islas Spratly— junto a pistas de aterrizaje, podría ser considerado por Washington como eventual desencadenante de un aumento de la tensión militar en la región.
"Los chinos no construyen nada en el mar de la China Meridional porque sí, pues estas estructuras se parecen a las que albergan baterías de misiles tierra-aire, y es lógico deducir que ese es su cometido", declaró una fuente de la Inteligencia estadounidense a la agencia Reuters.
Según la misma fuente, estas instalaciones chinas no representan una seria amenaza para las fuerzas estadounidenses en la región, dada su visibilidad y vulnerabilidad. Más que nada, su construcción parece formar parte del pulso estratégico que Pekín mantiene con la Administración de Donald Trump para ver cómo reacciona el nuevo mandatario estadounidense.
El rápido desarrollo y el alcance del despliegue militar chino en la región asiática plantea incógnitas a EE.UU acerca de cómo actuar frente a este escenario. El pasado mes de enero el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, declaró en el Senado que EE.UU. "debe impedir el acceso de Pekín a las islas en disputa del mar de la China Meridional".