Este viernes, varias organizaciones internacionales han exigido justicia por el asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres, en el primer aniversario de su muerte a manos de un grupo de hombres armados.
La hija de esa activista, Laura Zúñiga Cáceres, ha participado en muchas actividades de los militantes por los derechos ambientales que se han llevado a cabo en Buenos Aires (Argentina) y ha manifestado a RT la preocupación de su familia por la investigación de los hechos que se desarrolla en Honduras.
Zúñiga Cáceres ha señalado que sus familiares exigen que una comisión internacional independiente y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos participen en el proceso, pero el Gobierno hondureño ha denegado esa petición.
Esta mujer también ha mencionado las amenazas de la Empresa Desarrollos Energéticos (DESA), demandada por la activista y que pretendía construir la hidroeléctrica de Agua Zarca, que suponía el desplazamiento de la población indígena de las zonas circundantes del río Gualcarque, un proyecto que no prosperó gracias a la demanda de Berta Cáceres.
Laura Zúñiga Cáceres ha expresado su preocupación por los vínculos del Ejército hondureño con el seguimiento previo al asesinato de su madre y sobre como Honduras "maneja toda la persecución, la criminalización y juridificación hacia mí y hacia sus compañeros".
Respecto a quienes podrían estar detrás de la muerte de Berta Cáceres, su hija ha señalado que Honduras aún es "un patio y un lugar de presencia militar" de Estados Unidos, una idea que concuerda con la opinión de otros especialistas, que relacionan el hecho con la financiación que la Administración Obama ofrecía a "las peligrosas fuerzas de seguridad" del país centroamericano.