El 'caramelo envenenado' de la popularidad en Internet
Internet y las redes sociales ha multiplicado las posibilidades para que la gente se dé a conocer, aunque a veces la popularidad asociada al ciberespacio puede puede convertirse en un arma de doble filo.
La quinceañera mexicana Rubí Ibarra se hizo famosa en México y en el mundo después de que Internet distribuyera una cordial invitación de su familia a la fiesta de cumpleaños de la chica. Lo que sucedió después fue del todo inesperado: más de un millón de personas confirmaron a través de Facebook su asistencia al evento, al que llegaron varios miles de personas.
El de Rubí, a la que la fama le llegó acompañada de varios patrocinadores y de una futura carrera de modelo y de cantante, no es el único caso. Uno de los primeros fue el del video conocido como 'La caída de Edgar', en el que aparece un niño mexicano que cae al agua cuando intenta cruzar un arroyo. La viralidad de aquel video le mereció a Edgar aparecer en un comercial de una marca de galletas y en varios programas de televisión.
Otro ejemplo de famosos nacidos en la Red es el de 'Lady Wuu', un hombre mexicano cuya manera entusiasta de hablar se hizo viral, hasta el punto de que recibió un coche de regalo en cuanto su video llegó al millón de visitas en YouTube.
Sin embargo, la popularidad en Internet puede ser un arma de doble filo. Según estudio publicado por la Universidad de Guadalajara de México, uno de cada 5 estudiantes sufre o ha sufrido alguna vez ciberacoso en la Red, mientras que el 38% recibe insultos permanentemente y el 29% ha sido ridiculizado.
Algo parecido ocurrió en Italia, cuando una mujer fue blanco de abusos y ataques después de que su expareja difundiera un video suyo manteniendo relaciones sexuales. Aunque la napolitana intentó cambiar de nombre y se mudó de ciudad, se suicidó tras un año siendo objeto de insultos y burlas.
Por su parte, investigadores aseguran que el problema no reside en Internet o en las redes sociales, sino en cómo se utilizan. Estos medios pueden ser desde catalizadores de movimientos sociales positivos o de información alternativa, hasta meras distracciones o una herramienta de manipulación.