La retórica del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, contra sus socios europeos de la OTAN, en especial, contra Holanda y Alemania, y sus acusaciones de "nazis", despertaron la ira de Berlín, que le exigió "bajar el tono" de sus declaraciones.
"Las comparaciones nazis son inaceptables en cualquiera de sus formas", aseguró una portavoz del Gobierno alemán, quien exigió a Ankara que rebaje el tono de sus ataques, advirtiéndole que de seguir en esa línea puede dañar seriamente los vínculos entre países aliados de la OTAN, señaló la agencia Reuters.
Su enojo, al igual que el del resto de los funcionarios alemanes, superó todos los límites tras escuchar el discurso del domingo de Erdogan, en el que habló de las prácticas "nazis" de algunos países europeos y se refirió expresamente a la canciller alemana, Angela Merkel.
"Cuando los llamamos nazis, se ponen incómodos, se juntan en solidaridad. Especialmente, Merkel", declaró, mientras criticaba las "prácticas nazis" que, según él, aplican a los "hermanos y hermanas turcas en Alemania". "Si no les diera vergüenza, revivirían las cámaras de gas", agregó.
"Somos tolerantes, pero no estúpidos"
Indignados ante la comparación con el régimen nazi, diversos funcionarios alemanes no dudaron en repudiar a Erdogan. "Somos tolerantes, pero no estúpidos", dijo el Ministro de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel.
Mientras, la vicepresidenta de la Unión Demócrata Cristiana -el partido de Merkel-, Julia Kloeckner, se preguntó: "¿El señor Erdogan perdió la cabeza?". Kloeckner llamó a sus socios en la Unión Europea a paralizar el envío de "ayuda financiera por miles de millones de euros" a Turquía.
"Que la cabeza de un Estado insulte al canciller de un país amigo de esa manera es intolerable", se sumó el expresidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata Martin Schulz, quien recomendó a Erdogan no "pisotear las prácticas de la diplomacia internacional".
La disputa con Turquía comenzó tras la decisión de Holanda de prohibir en su territorio actos públicos en favor del referendo para reformar la Constitución que podría otorgar más poderes a Erdogan y la expulsión y prohibición de entrada al país de varios ministros turcos.