Vecinos de la primera hija de EE.UU. Ivanka Trump y de su esposo Jared Kushner, asesor del presidente de EE.UU., Donald Trump, no están contentos con la presencia de la pareja en el barrio de Kalorama, en Washington, ya que las medidas de seguridad que los rodean han trastocado su vida cotidiana.
Cuando Ivanka, su marido y sus tres hijos se mudaron en enero de Nueva York a Washington, la acogida de los vecinos fue hospitalaria. Sin embargo, ahora los residentes del área se quejan ante las autoridades, escribe 'The Washington Post'.
En concreto, decenas de vecinos han enviado correos de protesta a las autoridades de la ciudad por la colocación de señales de "prohibido aparcar" que aparecieron en la calle donde se ubica la casa de Ivanka Trump y Kushner, una medida destinada a reservar sitio para los vehículos de los servicios secretos. Marti Robinson, un abogado que vive en la zona, asegura que a veces hay "una decena de coches" cerca de la casa de Ivanka.
Rhona Friedman, una abogada que vive en la casa contigua a la de Ivanka, cuenta que primero las señales aparecieron frente a la casa de la hija del presidente. Sin embargo, cuando colocaron dos señales más frente a su casa, Friedman no aguantó. "Empezé a gritar", asegura la mujer, que escribió correos a las autoridades. "¡Ellos ocuparon completamente toda la calle, como si tuvieran autoridad!", exclama Friedman, que en su correo lamenta que la presencia de los vehículos de los servicios secretos en el barrio "realmente ha arruinado" el "disfrute pacífico" de su casa.
Este viernes Friedman logró que las dos señales colocadas frente a su casa fueran retiradas. Sin embargo, los residentes locales siguen indignados por el aumento de los trastornos que la presencia del matrimonio ha causado en el barrio, donde, además de la primera hija, viven el expresidente de EE.UU., Barack Obama, y el Secretario del Estado, Rex Tillerson.
El portavoz de los servicios secretos ha salido al paso de la quejas asegurando que el organismo se esfuerza en "minimizar los trastornos" en la vida de los locales y, al mismo tiempo, "mantener el nivel alto de seguridad de las personas que nos han encargado proteger".