Este 20 de abril, el Ministerio de Justicia de Rusia prohibió la actividad de la sede local de los Testigos de Jehová. La organización, nacida en EE.UU., ha sido incluida en la lista de entidades religiosas y públicas cuyo funcionamiento ha sido interrumpido por ejercer actividades extremistas.
La organización internacional de los Testigos de Jehová, que cuenta con ocho millones de seguidores a nivel mundial, tiene 175.000 seguidores en Rusia. "Para nuestros 175.000 seguidores probablemente llega el periodo más preocupante de su vida", comentó Vasily Kalin, presidente del comité directivo de la sede rusa de los Testigos de Jehová. "Si el Ministerio de Justicia se sale con la suya, los creyentes pueden enfrentarse [a penas de] hasta 10 años de prisión", aseguró, y agregó que el reconocimiento de la organización como extremista conducirá a la confiscación de los bienes pertenecientes a la comunidad.
¿Una secta?
La sede principal de la organización está a cargo de la dirección de las filiales en el territorio ruso. A nivel regional, los Testigos de Jehová a menudo tienen problemas con la ley, se les imponen multas por posesión de materiales extremistas o se les ordena judicialmente el cierre de sus centros.
De acuerdo con el Ministerio de Justicia ruso, en el periodo del 8 al 27 febrero se llevó a cabo una inspección no programada de su actividad que reveló que la organización viola reglamentos y contradice la legislación rusa en el campo de las acciones contra las actividades extremistas.
Muchos consideran a los Testigos de Jehová como una secta e incluso una 'secta totalitaria'. "A diferencia de las sectas clásicas como los bautistas, los Testigos de Jehová controlan duramente a los miembros de su comunidad, limitan sus derechos civiles, regulan todos los aspectos de su vida, los engañan durante el reclutamiento y los explotan", sostiene Alexánder Dvorkin, profesor y especialista en religiones, citado por RIA Novosti.