Un poderoso grupo de buques de la Armada de EE.UU., liderado por el portaaviones USS Carl Vinson, se dirigió hacia las costas de Corea del Sur. Después del ataque estadounidense contra la base siria de Shayrat, los expertos temen que con esta maniobra el presidente de EE.UU. Donald Trump pretenda castigar al líder norcoreano Kim Jong-un por la intensificación de su programa nuclear. Sin embargo, aseguran que el Ejército de Corea del Norte tiene un gran potencial ofensivo y puede contraatacar.
El 8 abril la NBC informó que el Consejo Nacional de Seguridad de EE.UU. presentó a Trump una serie de medidas contra Pionyang. De acuerdo con la cadena, al jefe de la Casa Blanca se le ofreció devolver a Corea del Sur las bombas atómicas retiradas del país hace 25 años, matar al líder norcoreano y su entorno, que tiene acceso a armas nucleares, o desplegar en el territorio de Corea del Norte sus fuerzas especiales, que llevarían a cabo el sabotaje de la infraestructura nuclear.
El jefe de Defensa del Consejo de la Federación y el Comité de Seguridad de Rusia, Viktor Ozerov, ha afirmado a RT, que un ataque preventivo contra Corea del Norte conducirá a "acciones mal consideradas por parte de Pionyang".
Fuerzas desiguales
EE.UU. tiene enormes capacidades militares en el este de Asia, por lo que en cualquier momento puede dar un golpe demoledor a Corea del Norte. El número total de personal militar estadounidense presente en Japón y Corea del Sur (incluyendo marineros e infantes de marina) supera los 70.000 efectivos.
"En unas pocas horas EE.UU. puede destruir a Corea del Norte con bombas nucleares, tras levantar desde los aeródromos su aviación de largo alcance. Además, un ataque nuclear contra Corea del Norte puede ser llevado a cabo por los buques y submarinos, que disponen de misiles balísticos intercontinentales", explica Ozerov.
Pionyang no podrá ganar la guerra solo, incluso contra su vecino del sur, pero esto no significa que la nación comunista no sea capaz de resistir o comenzar a ser proactiva, causando un daño significativo a su enemigo antes de que sus fuerzas sean derrotadas.
Poder destructivo
Los expertos señalan que el armamento de Corea del Norte sin duda es inferior al de sus enemigos, ya que en su mayoría el Ejército norcoreano está equipado con tecnología desfasada china y de la Unión Soviética, junto con adaptaciones extrañas de producción propia. Su eslabón más vulnerable son las aeronaves y unidades de vehículos blindados. Sin embargo, Corea del Norte ha tenido éxito en la creación de sistemas de artillería y misiles de corto y medio alcance, capaces de transportar ojivas nucleares.
La más vulnerable en esta situación es Seúl, ubicada a tan solo 24 kilómetros de la frontera norcoreana. Así, la capital surcoreana puede ser destruida por una sola salva masiva de artillería lanzada desde el norte.
Otro problema para la alianza, liderada por EE.UU., es la devoción fanática del pueblo norcoreano a su líder, que luchará aún más abnegadamente en caso de su muerte.
Una derrota inminente
El fundador del portal Military Russia, Dmitry Kornev, por su parte, opina que Corea del Norte está dispuesta a plantar una fuerte resistencia en caso de ataque y movilizar a un gran ejército.
"Si hablamos de una situación de conflicto a gran escala, tras un ataque de EE.UU. o sus aliados, se puede esperar la invasión de Pionyang a Corea del Sur y lo más probable es que tenga éxito. Los norteños tienen una superioridad en armas de destrucción y número de tropas. Según diversas estimaciones, el Ejército de Corea del Norte cuenta con entre 690.000 y 1,2 millones de efectivos", explicó Kornev a RT.
Sin embargo, de acuerdo con el experto, el éxito de Pionyang durará poco, dado que carece de aliados. China y Rusia parecen tomar una postura neutral, mientras que el Sur cuenta con el enorme apoyo de EE.UU.
De acuerdo con Kornev, la derrota de Pionyang le costará muchas fuerzas a la alianza y será similar a la operación tierra-aire que tuvo lugar en Afganistán e Irak. "No será un paseo fácil. La destrucción de las tropas de Corea del Norte tomará unos seis meses", opina.
Además, el experto está profundamente convencido de que Pionyang es muy consciente del resultado desastroso de la posible guerra y no está interesado en una escalada de las tensiones. Kornev explica la actitud del país comunista por el intento de recibir apoyo financiero y material a cambio de volver a la mesa de negociaciones.