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¿Son unos locos que deben ser parados a toda costa? Lo que EE.UU. olvida sobre Corea del Norte
La guerra de Corea lleva ya siete décadas en curso y la retórica de Washington hacia el país asiático continúa las políticas de los líderes anteriores, sostiene Mark Selden, de la Universidad Cornell (EE.UU.).
"El tema central es que la guerra de Corea lleva siete décadas en curso. Una pequeña y débil Corea del Norte enfrentándose al país más poderoso del mundo. Todavía estamos en guerra", opina Mark Selden, investigador asociado del programa de Asia Oriental de la Universidad Cornell (EE.UU.). Según él, la presión "extremadamente fuerte" de Washington ha impulsado a Pionyang a desarrollar su programa nuclear, comenta a RT.
Selden sostiene que las armas nucleares de Corea del Norte son resultado del abandono de EE.UU. de los "previos intentos de alcanzar un acuerdo de paz en la guerra de Corea". Asimismo, cree que la historia de las últimas décadas demuestra que "cada vez que [Pionyang] afronta graves amenazas de EE.UU., o de EE.UU. y Corea del Sur, o de EE.UU., Japón y Corea del Sur, como ahora, su estrategia es realizar más pruebas y dejar claro que es un jugador en el campo de las armas nucleares".
Precisamente ahora, tras la visita del vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, a Corea del Sur y el lanzamiento de 'la madre de todas las bombas' en Afganistán, Corea del Norte siente una doble presión. "La sienten porque Trump habla sobre Corea del Norte como si fueran unos locos y también como si representaran la amenaza más grande", precisa.
Selden recuerda que la guerra asoló Corea del Norte hasta tal grado que en el país no quedó "ni un edificio de dos plantas". "En la década de 1950 el país entero quedó totalmente destruido", subraya. "En términos generales, trajimos el caos. Es fácil olvidarlo porque en el actual discurso de los medios oficiales no se habla sobre la guerra de Corea", explica.
Según Selden, esta situación se debe a que la línea central de la Administración Trump es que "esta gente está loca y tiene que ser parada a toda costa". "Los medios estadounidenses han adoptado este planteamiento prácticamente sin cuestionarlo, como suele ocurrir", resume.
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