El carro de combate ruso T-14 desarrollado sobre la plataforma Armata tiene buenas oportunidades para convertirse en un tanque robot, asegura el jefe adjunto del Centro Nacional para el Desarrollo Tecnológico y Bases de la Técnica Robótica, Alexéi Kónonov.
El T-14 "encarna plenamente" la tendencia hacia las máquinas no tripuladas debido a "una reducción gradual de las personas colocadas en su interior", dijo a la agencia Interfax. El tanque "ya está adaptado en gran medida para eso": consiste de módulos y es operable sin algunos miembros de la tripulación y potencialmente sin tripulantes en absoluto. Sus sistemas y equipos cuentan con los mejores logros tecnológicos en materia de visión artificial y otras, sostuvo.
La robotización aumenta el poder de combate, aseguró el experto. Por ejemplo, incrementa las existencias de municiones y la cadencia de fuego por medio de la instalación de otro cargador automático, reduciendo el peso debido a unas normas diferentes de protección del habitáculo interior.
Kónonov admitió que para alcanzar esa transformación hay mucho por hacer. Así, el cañón debe contar con una fuerza estructural mucho mayor si crece la frecuencia y la velocidad del disparo, para lo que son necesarios materiales más firmes.
"En conjunto, es una plataforma muy perspicaz", sintetizó el ingeniero, quien espera ver lo mejor del Armata durante las pruebas y la explotación posterior.