¿Nueva estrategia naval?: Rusia cambia radicalmente el armamento de sus submarinos de ataque
Cuatro submarinos de ataque rusos 949A que forman parte del proyecto Antei serán rearmados con modernos misiles de crucero clase Kalibr, ha señalado este lunes el viceministro de Defensa de Rusia, Yuri Borísov, durante su visita a unas plantas de industria militar del Oriente Lejano de Rusia, citado por la agencia TASS.
Borísov ha confirmado que Rusia "reparará y actualizará" esos submarinos multifuncionales —término ruso para submarinos de ataque— de propulsión nuclear y sustituirá sus viejos misiles Granit por los Kalibr, que "mostraron un buen desempeño en el conflicto de Siria".
El primero de los cuatro sumergibles que se someterán a este reequipamiento será el Irkutsk, en una iniciativa que forma parte del programa estatal de armamentos que se desarrolla en el periodo 2015-2018.
Tras su modernización, estos submarinos serán capaces de portar 72 misiles Kalibr-NK, cuyo tamaño es mucho menor que el de los proyectiles Granit, pensados para hundir a portaaviones enemigos.
Cambio radical de concepto
Los submarinos del proyecto 949A Antei —Oscar-II, según el índice de la OTAN— fueron desarrollados por la Unión Soviética en los años 70 del siglo XX para portar como arma principal 24 misiles de crucero clase Granit. Solo fueron construidos 11 ejemplares y uno de ellos fue el K-141 Kursk, que se hundió con los 118 miembros de su tripulación en el mar de Bárents el 12 de agosto de 2000.
Los misiles P-700 Granit, de 10 metros de largo y casi ocho toneladas de peso, son capaces de alcanzar velocidades de Mach 2,5. Estos proyectiles son guiados hacia el blanco por un sistema de satélite y, si se disparan varios de manera simultánea, pueden conectarse en red para transmitir información sobre el objetivo y abordarlo desde diferentes ángulos. Además pueden equiparse con ojivas nucleares de hasta 500 kilotones.
La versión 3М45 del Granit con carga convencional porta una ojiva de carga útil de 750 kilogramos —mucho mayor que la de los Kalibr-NK—, 'encerrada' en una carcasa tan blindada que ni siquiera puede ser perforada por proyectiles de 30 mm, algo que dificulta aún más la tarea de su interceptación en la fase final de su trayectoria.