El presidente de la FIFA, Giovanni Infantino, cree que la crisis diplomática que viven los Estados del Golfo no afectará la Copa Mundial de Fútbol de 2022 en Catar. En declaraciones al periódico suizo 'Le Matin Dimanche' se mostró optimista al respecto.
Infantino pronosticó que las relaciones diplomáticas se restablecerán y descartó que la Copa esté en peligro alguno.
"El papel fundamental de la FIFA, tal y como lo percibo, es ocuparse del fútbol y no inmiscuirse en lo geopolítico", dijo. No obstante, observa con atención la situación e incluso ofrecería su ayuda a los países de la región "si el fútbol puede hacer una pequeña contribución, de alguna manera, a una mejora".
Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Baréin y varias naciones más rompieron entre el 5 y el 7 de junio las relaciones diplomáticas con Catar, acusando al emirato de apoyar al terrorismo internacional.
Efectos de la ruptura
Como consecuencia del conflicto, Arabia Saudita cerró la frontera terrestre con Catar y el espacio aéreo para los vuelos desde y hacia Doha, una decisión a la que se unieron también los EAU y Baréin. El trío de monarquías ordenó también a todos los súbditos cataríes que abandonen sus países. Además, impuso restricciones al desplazamiento de embarcaciones por el golfo Pérsico.
Cualquier apoyo expreso de los originarios sauditas, emiratíes o bareiníes en las redes sociales a Catar se castiga con largas penas de prisión y multas enormes.
La cadena televisiva Al Jazeera, que tiene su sede central en Doha, está prohibida en Arabia Saudita y Baréin. Las personas sorprendidas viendo sus emisiones son multadas con 2.700 dólares.
Las controversias afectan también a los múltiples trabajadores migrantes contratados para construir los estadios y la infraestructura para el torneo futbolístico. Los originarios principalmente de Nepal, la India y Bangladés afrontan problemas con el encarecimiento de los alimentos, las transferencias de dinero y los viajes a casa. Y eso que las leyes laborales de Catar permiten al empleador ejercer una gran influencia sobre sus trabajadores, que necesitan su consentimiento para cambiar de trabajo o salir del país.
La condición de los trabajadores extranjeros ha sido denunciada ya por organizaciones pro derechos humanos, como Amnistía Internacional. La Confederación de Sindicatos Internacionales estimó que hasta 1.000 migrantes mueren al año en Catar construyendo las instalaciones de la Copa del Mundo.