Uno de los depósitos naturales de asfalto más extensos del mundo se encuentra en Trinidad y Tobago. Potencialmente este material de color plomo acumulado en el lago de la Brea alcanza para pavimentar calles y avenidas en todas las ciudades del planeta y en más de una ocasión.
Los residentes insulares aseguran que el pavimento frente al Palacio de Buckingham, en Londres, y en la famosa avenida de Pensilvania, en Washington, está hecho de este asfalto. Compañías de China, del Reino Unido e incluso de Australia acuden hasta el archipiélago caribeño para extraer el betún del suelo triniteño. Sin embargo, para muchos no es un recurso a extraer, sino una especie de octava maravilla del mundo.
El guía que acompaña el equipo de RT en un viaje a través del lago, Garvin Charles, avisa que esta caminata se hace posible gracias a un efecto que los residentes denominan piel de elefante. Andando sobre la 'piel', se quitan los zapatos. Se trata de una protección natural para la brea en sí.
Una turista jamaicana confiesa: "Tenía algunas cicatrices en mi pierna y siento que ya me ha comenzado a sanar". Así se confirman los efectos curativos del material.
El lago de asfalto está compuesto por gas, sulfuro y agua, entre otros elementos y sustancias. Es un accidente geográfico increíble por sus dimensiones. Tiene una extensión aproximada de 40 hectáreas y una profundidad de casi 80 metros.
Durante la temporada seca, cuando el sol es muy fuerte, el interior del lago se calienta hasta que llega a hervir. A veces está seis o siete meses con altas temperaturas. El efecto que produce el sol se asemeja al de una reacción volcánica.
Los originarios triniteños dicen que la Brea tiene sus venas y por ellas circula "la madre del lago": propiamente hablando, el petróleo crudo. Una vez que se encuentra en la superficie, se solidifica, pero en algunos lugares la sustancia líquida sale a la superficie.
En 1998 una persona quedó atrapada en el betún y se hundió en el fondo pantanoso del lago, relata Garvin Charles. Desde entonces se realizan recorridos guiados para que ningún visitante sufra un destino similar en este sitio, que, según expertos, será fuente interminable de recursos por los próximos 400 años.