Por primera vez desde que arrancó la presidencia de Donald Trump, demócratas y republicanos lograron llegar a un acuerdo en el Congreso de EE.UU. sobre un asunto de importancia capital, e inmediatamente colocaron al presidente ante un callejón sin salida. Incapaces de ponerse de acuerdo sobre importantes cuestiones domésticas, ambas cámaras votaron casi de forma unánime a favor de las nuevas sanciones contra Rusia, forzando a Trump a tomar una decisión rápida y difícil.
Incluso los más altos cargos de la Casa Blanca no saben con certeza cuál será la decisión de Trump. Si bien la nueva portavoz, Sarah Huckabee Sanders, dijo que Trump, probablemente, firmará la ley, el nuevo Director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, dejó caer en una entrevista que es posible que Trump vete las nuevas sanciones para proponer otras incluso "más duras", si bien este escenario parece poco creíble.
¿Qué pasó?
El pasado martes 419 de los 435 representantes de la Cámara Baja del Congreso de EE.UU. votaron a favor de la imposición de nuevas sanciones contra Rusia, Irán y Corea del Norte y, simultáneamente, aprobaron una insólita norma que obliga al presidente de EE.UU. a someter al Congreso los eventuales cambios en las sanciones antirrusas que él decida. Dos días después, el Senado hizo lo propio con 98 votos a favor y 2 en contra.
Ahora todas miradas están puestas en la Casa Blanca, donde el presidente tendrá que firmar la ley o bien vetarla antes del 8 de agosto.
¿Por qué esto es un problema para Donald Trump?
Al votarse la legislación en ambas Cámaras, donde, por cierto, la mayoría es republicana, el presidente quedó contra la espada y la pared. Rara es la semana que los medios en EE.UU. no echan leña al fuego en relación a los supuestos vínculos entre Trump y Rusia, que ambas partes rechazan rotundamente. En este sentido, lo que menos interesa al mandatario estadounidense es vetar las nuevas sanciones antirrusas, lo que sería visto por todo el mundo como la prueba de que tales vínculos existen.
Además, la firma de las nuevas sanciones contra Irán y Corea del Norte sería un paso más que lógico, ya que Trump se ha presentado como su ferviente promotor.
¿Y por qué no firma las sanciones entonces?
- Durante su campaña electoral y su presidencia Trump se mostró contrario a las medidas de castigo contra Rusia, ya que éstas no solo no impiden a Moscú llevar a cabo su política independiente, sino que pueden perjudicar las relaciones bilaterales
- Asimismo, es imposible que las nuevas sanciones no conlleven una respuesta de Moscú.
- Finalmente, incluso Bruselas se pronunció contra las nuevas medidas punitivas, temiendo por su seguridad energética.
- Otra cuestión es que si firma la ley, Trump se sometería a unas restricciones insólitas por parte del Congreso que, tradicionalmente, no suele inmiscuirse tanto en las decisiones presidente en materia de seguridad nacional.
¿Qué opciones tiene Trump?
Lo cierto es que son bien limitadas.
- Trump firma la ley, provocando la ira de Moscú, que, de hecho, ya ha respondido sin esperar la decisión de Trump; y también de la UE.
- Trump veta la ley, provocando la ira de ambos partidos. Este paso sería aún más inútil, teniendo en cuenta que el Congreso tiene poder para anular el veto si dos tercios de ambas Cámaras se deciden a hacerlo. Si bien la anulación de vetos presidenciales no es común, en este caso sería inminente, considerando el apoyo casi total que obtuvo el proyecto en el Congreso.
- Trump no hace nada y al pasar 10 días después de que el proyecto de la ley se encuentre en su mesa, esta automáticamente se convierte en ley, incluso si no la firma.