De acuerdo con un estudio publicado por el Pew Research Center (PRC), el 81% de la población adulta en México se considera católica. Esto significa que dicho país es la segunda nación con más creyentes de esta religión, tan solo por debajo de Paraguay, que encabeza la lista con un 89%.
Según el informe del PRC, el 55% de los mexicanos encuestados están en contra de la homosexualidad; el 42% de ellos se opusieron al matrimonio igualitario; el 45% aseguró que es inmoral tener sexo fuera del matrimonio; el 32% afirmó que el divorcio es inmoral, y un 28% dijo estar en contra de los métodos anticonceptivos.
El contraste de estos datos confirma que, durante años, la Iglesia católica ha inhibido la agenda progresista de algunos grupos de mujeres, de los homosexuales e, incluso, de los indígenas, quienes en su afán de lograr mejores condiciones de vida y algunas libertades, han visto mermado su desarrollo dentro de la sociedad.
"Norberto Rivera es un magnate de la fe"
En entrevista con RT, Bernardo Barranco habla acerca de su nueva obra 'Norberto Rivera. El pastor del poder’ (Grijalbo, 2017), en el que retrata la vida de lujos y excesos del cardenal mexicano. Y no solo eso, Barranco apunta que "existe una verdadera crisis de credibilidad en la institución católica", y esto se debe a la figura del prelado, quien "no es percibido como un líder religioso, sino como un magnate de la fe".
RT: ¿Quién es Norberto Rivera, cómo retratas al excardenal mexicano en tu nuevo libro?
B.B.: Norberto Rivera es, probablemente, el actor religioso de mayor peso en las últimas dos décadas de la Iglesia católica en México; pero también es el líder religioso que se ha visto envuelto en más escándalos de pederastia en el país. Él permitió y encubrió los abusos de sacerdotes como Marcial Maciel, exlíder de la congregación de los Legionarios de Cristo, a quien cobijó hasta su muerte.
RT: Muchos analistas catalogan al cardenal mexicano como un sacerdote muy cercano al poder político en México, ¿qué tan cierta es esta aseveración?
B.B.: Es correcta, el cardenal Rivera ha estado muy cerca de las élites, pero por conveniencia. Recordemos que no es un sacerdote que se caracterice por acercarse a las minorías, sino por empoderar a la mayoría política. Y no solo eso, es un clérigo profundamente severo con la moral de los feligreses, él se erige como el juez de la ética y la moral. Y, por supuesto, no la representa con sus actos de fe.
RT: Mencionaste que el cardenal Rivera encubrió casos de pederastia en México, ¿se pueden comprobar dichas acusaciones?
B.B.: En alguna ocasión, el cardenal dijo que durante su administración eclesiástica hubieron al menos 15 casos de sacerdotes que abusaron sexualmente de personas, en su mayoría menores de edad, y dijo que él mismo había tomado los casos y los turnó a la Sagrada Congregación de la Fe, en Roma, donde el papa los juzgó y emitió sentencias. Pero la pederastia no es solo un pecado, es un delito en nuestro país.
RT: ¿Quieres decir que hay complicidad en dichos casos de pederastia en México?
B.B.: Absolutamente, los mexicanos necesitamos saber los nombres de los sacerdotes pederastas, a cuántos de ellos han juzgado de acuerdo al Código Penal de nuestro país, a qué arreglo se llegó con las víctimas y sus familias; es imperativo conocer si están en la cárcel o siguen oficiando misas, es decir, hay muchas preguntas y no basta con que el cardenal nos diga que ya las envió al Vaticano.
RT: Finalmente, ¿cuáles son las verdaderas batallas del Estado laico en México?
B.B.: Mantener el principio histórico de separación entre la Iglesia y el Estado, es decir, el Estado no puede manipular la vida de las iglesias; pero tampoco las iglesias pueden tomarse atribuciones para regir la vida de un país. Y, finalmente, la libertad de creencias. Cualquier mexicano tiene derecho a creer en quién guste, no debe haber una imposición desde cualquier bandera o a través de un líder religioso.
José Luis Montenegro