La ciudad saudita de Al Awamiyah, que se encuentra en la provincia oriental de Qatif y es de mayoría chiita, lleva tres meses asediada por las fuerzas de seguridad del país, informa el diario británico 'The Independent'.
Al Awamiyah fue acordonada después del pasado 10 de mayo, cuando la población local se negó a la demolición y renovación del área antigua de la ciudad y para lo cual las fuerzas de seguridad llevaron excavadoras y otros equipamientos de construcción. Los intentos de desalojar a los residentes se tradujeron en disturbios violentos.
Desde entonces, la situación en la ciudad se ha deteriorado drásticamente. La población local reporta que al menos 25 personas fallecieron en bombardeos y ataques efectuados por francotiradores.
"No teníamos alternativa"
Según indica 'The Independent', es difícil comprobar los datos que llegan desde Al Awamiyah, ya que medios occidentales no son permitidos en el área sin el acompañamiento de los funcionarios gubernamentales.
El rotativo ha entrevistado al respecto a un manifestante armado desde la ciudad asediada, así como a varios activistas: es "una situación humanitaria insostenible", señalan.
"Yo era un manifestante pacífico, la mayoría de nosotros lo era (ciudadanos pacíficos) en Al Awamiyah, antes de que el Gobierno decidiera enlistarnos como terroristas en búsqueda y captura", ha compartido el manifestante antigubernamental. Según el entrevistado, las fuerzas del Gobierno asaltaron su vivienda a principios del asedio y golpearon a su esposa. Además, durante la redada los efectivos apuntaron a su hija de cinco años y levantaron a su pequeña de ocho meses de edad, amenazando con dejarla caer al suelo.
1st pic is in #Awamia, #Qatif. 2nd is in Syria. Imagine how big the destruction #Saudi Forces made in #Awamiasiege which media doesn't show! pic.twitter.com/vADfQyjOsm— Angry Qatifi (@AngryQatifi) 14 июля 2017 г.
El ciudadano ha destacado que los ciudadanos "no teníamos alternativa", ya que "defender nuestras vidas y a nuestras mujeres es un deber". Según el testimonio, casas en la ciudad fueron destruidas por bombas, tiroteos y lanzacohetes, así que "todos somos un blanco".
Antecedentes
La región ha visto brotes de desorden desde la primavera árabe en el 2011. Por su parte, Riad tacha a los manifestantes armados en la ciudad de "terroristas", que tendrían como objetivo desestabilizar el país.
Según ha estimado Adam Coogle, investigador de Oriente Medio para la ONG Human Rights Watch, "hay pocos detalles en el sitio", pero "está claro que hay choques duros entre el Estado y los ciudadanos en una ciudad saudita, y no tendría precedentes".
Muchos civiles de Al Awamiyah no salen de sus casas por temor a bombardeos y francotiradores, aunque en muchas áreas no hay electricidad ni agua. "Las personas tienen tanto miedo que a veces los cuerpos se quedan en las calles durante varios días", ha confesado un activista de la ciudad, que actualmente reside en EE.UU.
Según Ali Adubasi, director del grupo activista Organización Saudita Europea de Derechos Humanos con sede en Berlín, quien huyó de Arabia Saudita en el 2013 tras ser detenido y torturado por el Estado, la situación actual en Al Awamiyah no se debe solamente a una cuestión sectaria.
The armored vehicles of Saudi security in #awamia. The pix were shared by the forces themselves pic.twitter.com/fJzUI3vcUk— #AwamiaSiege2017 (@QatifRev) 30 июля 2017 г.
En la ciudad vivía Nimr al Nimr, un reconocido clérigo chiita, quien fue ejecutado el año pasado por presuntos cargos del terrorismo. Según Adubasi, con el asesinato de Al Nimr, fueron ejecutados también cuatro civiles chiitas y 43 sunitas.
"Creo que tomarían medidas [el Gobierno] de la misma manera que contra cualquier área opositora", ha señalado Adubasi, explicando que "lo que quieren es vaciar la ciudad de personas para poner fin a las protestas".
Reacción de la ONU
Según el entrevistado, cerca de un 90% de la población ha abandonado la ciudad, mientras que unas 3.000 o 5.000 personas han permanecido dentro del sitio.
En abril, la ONU condenó los planes de reurbanización, al acusar a las autoridades de intentar remover a los residentes por la fuerza sin proporcionarles viviendas adecuadas. Además, la operación fue tachada de una que amenaza "al patrimonio histórico y cultural de la ciudad, que causaría un daño irreparable".