El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, analiza poner en marcha un proyecto de grandes dimensiones para dejar en manos de contratistas privados gran parte de la guerra en Afganistán con vistas a enfrentar la ola de violencia y el estancamiento del conflicto, según ha explicado al diario 'USA Today' el fundador de la firma de seguridad Blackwater, Erik Prince.
Prince ha asegurado que estaría a cargo de una iniciativa en la que 5.500 contratistas privados —en su mayoría exsoldados de las fuerzas especiales de operaciones estadounidenses— adiestrarían a las tropas de combate afganas e incluiría la privatización de 90 aviones de la Fuerza Aérea de EE.UU., que aportarían apoyo aéreo.
Tropas de EE.UU. en suelo afgano
El Ejército de EE.UU. tiene desplegados 8.400 soldados en Afganistán. Su misión es entrenar y orientar a las fuerzas locales, pero no participan en combates directos y se presume que los contratistas los reemplazarían de manera gradual.
No obstante, la Casa Blanca aún analiza este proyecto por las dudas del secretario de Defensa, James Mattis, y del consejero de Trump sobre Seguridad Nacional, Herbert McMaster. Sin embargo, otros altos oficiales como el jefe de Estrategia, Stephen Bannon, se muestran abiertos a estas posibilidad.
Pedro González Munné, analista internacional y director del periódico 'La Nación Cubana', explicó a RT en Español que tiene dudas de que el inquilino de la Casa Blanca sea capaz de acabar con una guerra que ya dura casi 16 años.
Blackwater, en el ojo del huracán
Bajo la dirección de Erik Price, Blackwater se ha visto envuelta en diferentes controversias. El caso más emblemático ocurrió en 2007, cuando cuatro de sus mercenarios fueron acusados de disparar y matar a 14 civiles en la plaza Nisour de Bagdad (Irak) con el fin de despejar el camino para que pasara un convoy del Departamento de Estado norteamericano poco después de la explosión de un coche bomba.
Este caso, que causó conmoción internacional, obligó a la compañía a cambiar su nombre por Xe Services en 2009 y, un año después, a rebautizarse como Academi. La semana pasada, una corte de apelaciones invalidó el fallo por asesinato a uno de esos guardias y ordenó que a otros tres se les dictara nueva sentencia.
En las invasiones de Irak y Afganistán, lideradas por EE.UU, han participado decenas de miles de contratistas. En particular, Blackwater protegía a diplomáticos en Irak, mientras que los empleados de otras firmas realizaron funciones de apoyo, como proveer comida a las tropas estadounidenses.
Algunos analistas consideran que Washington rara vez despliega a sus militares sin que vayan acompañados de un contingente de contratistas.