El increíble vínculo entre el matrimonio y el permiso para conducir en China
Las autoridades chinas intentan limitar la cantidad de vehículos en la capital, azotada por el denso tráfico, con una serie de medidas. Mientras, los ciudadanos descubren vacíos legales que les permiten lograr placas para sus autos.
Según informa la revista estadounidense ' 'The Atlantic', las nuevas placas se distribuyen entre los ciudadanos que llevan al menos un año residiendo en Pekín, a través de una lotería que se sortea cada seis meses. Las oportunidades para 'ganar' una placa son muy escasas, ya que por ejemplo, el pasado mes de junio, con más de 2,8 millones de participantes, solo se otorgó una por cada 843 inscritos.
De hecho, la venta de estas placas está prohibida, mientras que sí es posible hacer transferencias de matrículas entre esposos. Con ello, en Pekín ha surgido una nueva tendencia de contraer matrimonios falsos para poder recibir las matrículas, y así poder conducir en la capital.
"Demanda intensa"
Varias personas que sirven de "intermediarios", ofrecen sus servicios para conseguir las placas licenciadas, lo que "solo requiere un certificado de matrimonio". Los precios de las matrículas logradas con un certificado falso empiezan desde los 90.000 yuanes (más de 13.700 dólares), lo que es mucho más caro que varios modelos de coche producidos en el país.
Según la revista, a pesar de todas las dificultadas implicadas en la conducción en la capital del gigante asiático, la clase media "floreciente" califica el coche de "una necesidad", por lo que la demanda es "intensa".
Por ejemplo, un ciudadano de la provincia china de Hebei contaba con dos matrículas. Una mujer le ofreció 80.000 yuanes (unos 12.200 dólares) por una de ellas. Los dos individuos se divorciaron de sus esposos, se casaron y realizaron la transferencia. Después de que el papeleo fuese aprobado, la 'pareja' se divorció, y ambos se volvieron a casar con sus anteriores parejas.
De hecho, los matrimonios falsos también se contraen en otras partes del país. Así, en Shanghái, los ciudadanos se aprovechan de los pagos iniciales bajos para quienes compran por primera vez un inmueble.