Marinos mexicanos: los más letales también enferman
Muy pocos son los que tienen la 'suerte' de ser presentados vivos ante las autoridades judiciales luego de un enfrentamiento con la infantería de marina. Algunos capos famosos tuvieron ese privilegio, como elChapo, del Cártel de Sinaloa, y el Z-40, del Cártel de Los Zetas. Otros, como el Jefe de Jefes y el H9, ambos del Cártel de los Beltrán Leyva, fueron aplastados con un poder de fuego probablemente innecesario.
En más de 10 años de la estrategia antidrogas mexicana, efectivos de la Armada de México han participado en 900 operativos, 547 solos y 353 en conjunto con las otras fuerzas militares (Ejército y Fuerza Aérea) o con policías federales y locales. De todos los operativos (generalmente 'patrullajes terrestres'), 282 han terminado en enfrentamientos armados.
En el Cuartel General de la Armada llevan la cuenta del número de civiles –supuestos delincuentes– abatidos por los marinos. Hasta mayo de este año sumaban 558. La cifra de heridos llegaba apenas a 31.
En contraste, el número de marinos que perdieron la vida en estos 282 combates fue de 30. El de los heridos, de 113. Los datos dejan ver que por cada marino muerto, 18,6 presuntos delincuentes fueron abatidos.
La Armada de México (organizada y administrada por la Secretaría de Marina) ha sostenido apenas un pequeño porcentaje del total de enfrentamientos armados registrados en el país latinoamericano durante los últimos años. En realidad, es el Ejército Mexicano (la fuerza terrestre organizada y administrada por la Secretaría de la Defensa Nacional) el que ha cargado con la mayor parte de las batallas. En el mismo periodo sostuvo 3.994 refriegas en todo el país contra los grupos armados de los cárteles, según información de su Estado Mayor General.
Sin embargo, la Armada es la encargada de los operativos quirúrgicos cuando se trata de abatir o detener a un capo. Es la fuerza militar mexicana que más estrechamente trabaja con las agencias estadunidenses.
A 10 años de emboscadas, enfrentamientos y operativos de alto impacto, la Armada es ya un cuerpo militar probado, pero también presenta entre sus filas los problemas de todos los ejércitos del mundo envueltos en guerra. Se han multiplicado los casos de trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad. Se ha hecho necesario, incluso, la creación de una Subdirección de Medicina Ocupacional Naval. Si en 2006 la Armada contaba con tres siquiatras y 56 sicólogos, hoy cuenta con ocho siquiatras y 114 sicólogos.
El número de efectivos que padecen enfermedades mentales es de carácter confidencial. Pero lo que sí se puede saber es que los servicios de sanidad naval aplican más terapias sicológicas, conductuales, cognitivo-conductuales e hipnoterapias ericksonianas estratégicas. Además, recetan más medicamentos para tratar los padecimientos mentales citados, como benzodiacepinas, antisicóticos, anticonvulsivos y estabilizadores del ánimo, antidepresivos tricíclicos y, entre otros, antagonistas b-adrenérgicos.
La mayoría de la población, en medio del fuego cruzado, no tiene acceso ni a servicios básicos de salud. El Gobierno federal no considera siquiera llevar la cuenta de los civiles que hoy padecen estrés postraumático, depresión y ansiedad por causas de la 'guerra' contra el narcotráfico.
La estrategia antidrogas vigente no sólo ha demostrado ser contraproducente para combatir el trasiego de estupefacientes. Los costos sociales y en materia de salud de la población son incalculables. Pero no sabiendo otra cosa qué hacer, el Gobierno mexicano seguirá enviando a los marinos a 'capacitarse' a las calles. También tendrá que gastar cada vez más para mitigar los trastornos mentales en los militares afectados. Y el negocio criminal seguirá intacto.
Zósimo Camacho
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