Las impactantes imágenes de la violenta represión policial sufrida por quienes quisieron participar en el referéndum soberanista catalán del pasado 1 de octubre —anulado previamente por el Tribunal Constitucional de España— han generado asombro y repulsa en la comunidad internacional.
La intervención de las fuerzas de seguridad del Estado español dejó varios centenares de heridos y una gran cantidad de fotografías y videos que nadie esperaría ver en el seno de una democracia europea en el siglo XXI.
Así se expresó la parlamentaria escocesa Joanna Cherry en un tuit en el que comentaba unas perturbadoras imágenes del día del referéndum catalán, difundidas por el diario 'El País'. En ellas puede verse a un nutrido grupo de agentes de la Guardia Civil irrumpiendo por la fuerza en uno de los colegios electorales para impedir la votación y requisar el material dispuesto para la celebración de la consulta:
"No son escenas que yo esperaría ver en una democracia europea", recalcó la representante del Scottish National Party (SNP).
¿Habría que sancionar a España?
Una de las contestaciones más interesantes a este tuit la publicó el periodista estadounidense Glenn Greenwald, uno de los fundadores de 'The Interceipt', una combativa publicación independiente online, dedicada principalmente al análisis político internacional y a la denuncia de los ataques contra la libertad de prensa. Greenwald lanzó la siguiente pregunta: "¿Es hora de considerar sanciones contra Madrid?" y añadió "¿O ése tipo de respuesta es sólo para gobiernos represivos no occidentales?"
La pregunta del periodista norteamericano ha sido retuiteada miles de veces y su mero planteamiento parece apuntar a la existencia de un doble rasero en la comunidad internacional a la hora de reaccionar ante la represión ejercida por los diferentes gobiernos. De hecho, el tuit en el que Greenwald plantea la posibilidad (o más bien la legitimidad política y ética) de implementar sanciones contra el Gobierno de España es una respuesta a su propio tuit principal, en el que afirma que "esto es un acontecimiento enorme: fuerte y violenta represión de un movimiento pacífico y democrático por parte de un gobierno occidental / de la OTAN".
Mientras, en el interior de España la tensión no deja de crecer. Tanto los nacionalistas catalanes como el gobierno central arrecian sus posturas y parecen operar sordamente en virtud de sus propias lógicas.