Desde la Segunda Guerra Mundial, las armas antiaéreas han desempeñado una de las funciones más importantes no solo en la defensa de las ciudades contra los bombarderos, sino también en el campo de batalla para contrarrestar a los aviones de ataque.
La siguiente es una recopilación de los sistemas de armas antiaéreas más formidables del arsenal de las Fuerzas Armadas rusas.
ZSU-23-4 Shilka
A pesar de su edad provecta (se diseñó en 1964), este sistema antiaéreo autopropulsado sigue siendo una de las invenciones rusas más famosas del siglo XX.
En el transcurso de sus más de 50 años ha logrado demostrar su valía en conflictos en África, Vietnam, Afganistán y Oriente Medio. Una ronda de su arma de cuatro cañones de 23 milímetros cortaría a cualquier blanco a baja cota como una daga. Con una cadencia de fuego de alrededor de 3.400 disparos por minuto, crea una corriente sólida de fuego trazador que acribilla con sus proyectiles todo lo que se interponga en su camino.
Ese letal cañón se ha utilizado no solo contra blancos enemigos a baja cota (aviones de ataque y helicópteros) sino contra vehículos blindados ligeros; por ejemplo, durante la Guerra de Afganistán.
Dado que los proyectiles de 23 mm del Shilka se volvieron inadecuados para el posible combate contra blindajes más gruesos, en la década de 1980 el Ejército recibió una nueva arma antiaérea que combinaba misiles con municiones de 30 mm.
2S6M1 Tunguska-M1
La primera arma de este tipo fue el sistema y misil antiaéreo Tunguska. Combinaba misiles guiados con dos cañones de 2A38M de 30 mm que creaban una barrera impenetrable de 5.000 balas por minuto.
A diferencia de su predecesora, la nueva arma podía disparar mientras se movía y también podía derribar aviones y helicópteros a una altitud de hasta 10 km con sus misiles.
Con el paso del tiempo, el Tunguska ha sufrido un gran número de alteraciones y modificaciones para hacer frente a nuevos desafíos y sigue estando hoy en día a la par con las armas antiaéreas más formidables del país, incluyendo el último Pantsir-S1.
La 'armadura' antiaérea de Rusia
Las distintas barreras de defensa antimisiles son las siguientes. La primera línea de defensa es proporcionada por el sistema antiaéreo S-400, que puede 'ver' y derribar todos los objetivos aéreos móviles a una distancia de 400 km. Si, por cualquier motivo, los aviones enemigos o misiles atravesasen este anillo defensivo exterior, serían recibidos por el sistema de misiles antiaéreos Pantsir-S1, que está armado con cañones automáticos de doble cañón de 30 mm y 12 misiles guiados 57E6-E.
Hoy en día el sistema Pantsir (esta palabra rusa significa 'armadura') es considerado como la última línea de defensa para instalaciones civiles, bases militares y tropas desplegadas en el campo de batalla. Los armamentos de este sistema han sido diseñados para destruir misiles que se lanzan hacia su objetivo incluso a una velocidad hipersónica, a una distancia de hasta 20 km ya una altitud de 15 m a 15 km. Para expresarlo de forma simple, cuando ya están lanzando sobre su objetivo.
El sistema es diferente de sus predecesores soviéticos en cuanto a que es casi totalmente automatizado. El sistema de misiles antiaéreos y las computadoras del sistema de armas detectan de forma independiente los objetivos, destruyendo así las últimas amenazas que pueden haber sobrevivido milagrosamente a las defensas S-400 y Tor-M2.
En junio de este año, los fabricantes rusos de armas dieron a conocer al mundo una versión marítima del sistema, que actualmente está siendo sometido a pruebas estatales. Dependiendo de los resultados, los altos funcionarios del Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia tomarán una decisión sobre si el complejo de armas Pantsir también tomará su lugar en los arsenales de la Armada rusa.
Ígor Rozin, para Russia Beyond