Corea del Norte suele aparecerse para la mayoría de las personas, sobre todo en Occidente, como un interrogante indescifrable. La información que nos llega es escasa y casi siempre mediada por los intereses de las distintas cadenas de noticias, en su mayoría surcoreanas y estadounidenses.
Nicolás Cordeiro es un cronista argentino que estuvo viajando por Asia durante los últimos meses y en su recorrido visitó el país comunista, que está en el centro de la escena mundial por sus pruebas nucleares y la amenaza de una guerra con EE.UU.
En una entrevista exclusiva con RT contó lo que vio y vivió durante su estadía en Corea del Norte, donde pudo contemplar en primera persona una realidad muy diferente a la que habitualmente se difunde en los medios de comunicación.
Derribando los prejuicios del turista
Cordeiro comenzó explicando por qué tomó la decisión de ingresar a un país que vive la amenaza permanente de un conflicto bélico y que, además, es catalogado desde distintas partes del mundo como una brutal dictadura. "Estoy convencido de que una guerra abierta entre Corea del Norte y EE.UU. es improbable", aseguró. Según su mirada, esta "es inconveniente para ambos países y para sus aliados", porque supondría "un costo muy alto".
Actualmente la única forma de viajar a territorio norcoreano es contratando un 'tour' a través de China. "Cuando uno toma este 'tour' lo hace con todos los prejuicios" y piensa que "lo van a llevar y le van a señalar todo desde atrás de un vidrio sin dejar tener contacto con la gente, contando historias inverosímiles", dijo.
La realidad es que "no es tan así", pero hay que tener en cuenta que se está visitando un país "altamente militarizado", por lo que el turista "no puede andar por donde quiere porque no funciona de esa manera". De todas maneras, el cronista destacó que pudo "conocer pueblos rurales", así como la frontera con Corea del Sur, y no solo recluirse a la capital, Pionyang. Aunque siempre lo hizo acompañado de una guía y en el marco del 'tour' contratado.
Al respecto opinó que la situación en esos pequeños centros urbanos, "por lo que uno puede ver en relación con la vestimenta, el transporte, el consumo", es "similar" a la de otros países donde "en la capital hay un nivel de vida un poco superior, pero nada más".
Vivienda gratis y Coca-Cola
Consultado sobre las condiciones de vida de la población, Cordeiro se llevó una sorpresa. Si bien en la década de 1990 el país vivió lo que dio en llamar "la marcha penosa", que implicó una fuerte escasez de alimentos y afectó el resto de la economía "ante la caída de la Unión Soviética", actualmente eso "ha cambiado".
"El prejuicio que uno tiene de que la gente come arroz todos los días quedó muy presente. Pero la realidad es que han tenido un crecimiento económico en los últimos años, desarrollo industrial y de consumo", recordó. De hecho, "casi todos los adolescentes van con su celular, los hogares tienen computadoras, televisión" y la comida "ya no es un problema".
Asimismo, explicó que en los supermercados "el nivel de consumo es bastante comparable con las sociedades occidentales" y se pueden ver personas "comprando Coca-Cola o ropa de Nike".
En relación con la vivienda, destacó que "está garantizada de manera total" y "no hay personas viviendo en situación de calle", ya que las casas "son gratuitas". Cuando uno está por casarse "presenta una solicitud ante la dependencia correspondiente y le dan un departamento gratis". A esto se suma que "no existe el concepto de impuesto", por lo tanto, "no se paga alquiler ni renta, solo los servicios, que son algo así como un dólar de gas, un dólar de agua y dos de electricidad".
Como referencia, el entrevistado detalló que "el salario promedio es comparable al mínimo en el este de Europa. Oscila alrededor de los 300 euros y con ese dinero les alcanza para vivir".
Convencidos de la victoria
"Las personas no viven la tensión con respecto a un conflicto militar como algo cotidiano. Es decir, que no están preocupados o pensando que la guerra pueda comenzar mañana", puntualizó Cordeiro. Pero a esto se suma una confianza "inconmensurable" respecto "al liderazgo y al resultado de una posible contienda bélica". "Creen que no va a pasar, pero que si sucede están convencidos de que van a ganar", afirmó.
El turista argentino enfatizó que los norcoreanos "tienen un nivel de estima muy alto por su propia tradición y cultura, la cual consideran que no debe ser contaminada". Es por eso que resulta "muy difícil" delimitar dónde "terminan las políticas de Estado y empiezan las ideológicas y culturales propias de una sociedad que se autoconcibe como única".
La 'unidad monolítica' de la sociedad
"No vi ningún acto de castigo formal, ni brutalidad policial, ni persecución política" aunque no por eso negó que se lleven a cabo este tipo de prácticas en el marco de una dictadura acusada de violar los derechos humanos. "No digo que no exista", sentenció.
De todas maneras, complejizando un poco la mirada, analizó que la doctrina 'songun' (cuya traducción es 'primero lo militar'), aplicada en el país, pone al Ejército "como el ejemplo y la vanguardia a seguir a partir de la cual se define para el resto de la sociedad cuáles son los leales, los indecisos y los traidores".
"El Ejército es el factor altruista que va a dejar todo por construir materialmente el Estado poderoso y próspero que están persiguiendo", aseveró. Partiendo de esa base, "es muy importante entender el concepto de 'unidad monolítica' que aparece en los textos del partido y la doctrina 'songun' que define la homogeneidad ideológica de la sociedad y, en base a eso, estructura quiénes están adentro o afuera".
La 'unidad monolítica' indica que, aun cuando el 99% de la sociedad esté encolumnada atrás del proyecto, "todavía queda trabajo por hacer con el 1% restante". Porque esta implica una comunión entre "las masas populares en interacción con el Estado, el Ejército y el líder" que tiene que ser "total".
Socialismo y tradición
A pesar de ser una sociedad que busca la superación del capitalismo, Corea del Norte posee rasgos muy tradicionales y hasta feudales en relación con la cultura. Cordeiro destacó en ese sentido todo lo relacionado con la sexualidad. "No están bien vistos ni los besos en la vía pública, no hay ningún indicio de erotismo en los medios y las personas no hablan del tema", dijo.
Asimismo, tienen un culto a "muchos valores que se podrían considerar tradicionales, como la familia, la fidelidad, la monogamia. Muy alejados de aquellos que podríamos considerar propios de una sociedad rupturista como el socialismo".
Pero como contracara le llamó la atención "la libertad que hay para poner temas sobre la mesa, para preguntar. No hay nada que no se puede debatir u opinar". La gente "vive con mucha mayor libertad de la que uno se puede imaginar" y la vida transcurre muy lejos del "reino del terror que pintan algunos medios de comunicación occidentales".
Finalmente, Cordeiro opinó que los norcoreanos "tienen una subestimación respecto a la capacidad propagandística que tiene Occidente" y están "ausentes en la batalla de los medios de comunicación". Subrayó que el país "no tiene una agencia de envergadura a nivel internacional", y si bien "publican muchos libros en todos los idiomas, mantienen una concepción vieja de lo que es la batalla cultural" que los pone "un paso atrás" en esa disputa.
Santiago Mayor