La toma de la ciudad siria de Abu Kamal fue resultado de una auténtica carrera entre las fuerzas leales a Damasco y las tropas de la coalición internacional encabezada por EE.UU. Al menos así lo cree el periodista ruso Yevgueni Krútikov, quien ha sometido a un detallado análisis las circunstancias previas al reciente éxito alcanzado allí por el Ejército sirio y sus aliados.
Las tropas sirias y el Estado Islámico, por otro lado, no fueron los únicos actores en esta campaña, sostiene Krútikov en un artículo publicado por el periódico digital VZ.ru. Las milicias persas y los pelotones del Hezbolá libanés también participaron en el salto hacia la frontera con Irak, en apoyo al Ejército. Sus éxitos resultaban tan inaceptables para Washington que el Pentágono quiso interponer un 'telón aéreo' en su camino.
La medida contemplaba bombardear a quienes iban a liberar de los yihadistas el extremo este de Siria. La brigada del ahora difunto general Issam Zahreddín sufrió varios ataques desde el aire contra sus posiciones, a medida que avanzaba junto al río Éufrates. Las fuerzas pro-estadounidenses de la antigua 'oposición moderada' buscaron por todos los medios -incluso sirviendo a los intereses del EI- refrenar los avances de las tropas de Damasco y sus fuerzas aliadas.
El fallido plan de la CIA
Desde que el Ministerio de Defensa de Rusia se manifestó inequívocamente contra aquellas tácticas, el Pentágono dejó de implementarlas y cedió el paso a la CIA y sus reclutas en el terreno. Según detalla el autor, el envío de grupos armados entrenados por esa agencia en Jordania comenzó ya en el verano del año 2016. El denominado 'Ejército nuevo sirio' fue ideado como una medida de prevención para contener las operaciones del auténtico Ejército sirio.
Una columna de camiones y todoterrenos Toyota y Hamvee se dirigió a Abu Kamal, respaldada desde el aire por la aviación estadounidense y la británica. Cuando se acercaron lo bastante, los militares de EE.UU. los apoyaron además con una estación de radio de campaña, con la cual se buscaba promover entre los habitantes de Abu Kamal la idea de una rebelión popular contra el régimen yihadista, algo que haría más fácil la toma de la ciudad.
Para los estadounidenses, eso debía ser un episodio clave en la lucha contra el EI, pues la operación podía posicionar al Pentágono "como un jugador real y no un muñeco dócil" dentro del conflicto sirio, afirma el periodista. Sin embargo, no sucedió ningún cambio. Pese a la serie de derrotas que el Ejército sirio había ya ocasionado a los yihadistas, con respaldo de la aviación rusa, nadie quiso sublevarse en la ciudad.
Ambiciones insanas y fin de la carrera
El Estado Islámico masacró a decenas de participantes de la campaña impulsada por EE.UU., algunos en acción y otros en una plaza pública, mediante degollamientos masivos. Después de aquella operación fallida, Abu, con sus 15.000 habitantes, estuvo un año más en la retaguardia del EI. Se había convertido en un foco de la lucha contra el terrorismo, pero no por su situación estratégica en el mapa, sino debido a las "ambiciones insanas del mando estadounidense".
A partir de la toma de esta ciudad, Bagdad tiene una buena oportunidad de completar la derrota del EI antes del fin de este año, estima Krútikov en su artículo. Por otro lado, el hecho da por terminada la "carrera del Éufrates", como califica la competencia entre la coalición de EE.UU. y Damasco. Ha terminado a favor de las fuerzas del Gobierno sirio, sostiene.