La moneda virtual bitcóin ya ha superado por un gran margen de diferencia a casi todas las burbujas que se han dado a lo largo de la historia. El bitcóin es superado únicamente por la fiebre especulativa de la tulipomanía, que a mediados del siglo XVII provocó la quiebra de la economía de los Países Bajos, según un gráfico estadístico de la firma estadounidense de inversión Convoy Investments.
Recientemente el empresario neerlandés Didi Taihuttu vendió su empresa, su casa, su auto, una moto e incluso los juguetes de sus hijas. El dinero obtenido por las ventas lo invirtió en la compra de bitcoines y otras criptomonedas, intuyendo que dentro de unos tres años su inversión se cuatriplicará y será millonario para toda la vida. Por ahora junto a su esposa y tres hijas vive en un modesto chalet en un camping cerca de la ciudad de Venlo (sureste de Países Bajos).
De la misma forma que Taihuttu procedieron los neerlandeses en el siglo XVII, vendiendo o hipotecando sus casas, pidiendo préstamos para comprar bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. En aquella época esta flor era objeto de ostentación y símbolo de riqueza. Debido a que su demanda era enorme, los comerciantes empezaron a vender los bulbos que se obtendrían de la próxima cosecha.
Los tulipanes de 'oro'
El comerciante recibía un pago por sus futuros tulipanes y el comprador un documento que certificaba su derecho a obtener esos bulbos cuando florecieran. Así nacía el mercado de futuros, donde se compra un producto por un precio fijo antes de que este haya sido producido. Es decir, se compra el futuro producto. A partir de 1620 comenzó a popularizarse la especulación con los títulos de propiedad de los tulipanes. Para 1623, un solo derecho de tulipán se vendía por 1.000 florines (moneda neerlandesa antes del euro), cuando el sueldo promedio de un neerlandés era de 150 florines anuales.
El 5 de febrero de 1637, un lote de 99 tulipanes se vendió por 90.000 florines. Al día siguiente se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines pero nadie los compró. La burbuja acababa de explotar, el precio de los tulipanes cayó en picado y no hubo manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y nadie compraba. Las bancarrotas se sucedieron y golpearon a todas las clases sociales y, finalmente, la economía holandesa entró en quiebra.
Fue la versión europea tres siglos antes del crac de 1929 en la Bolsa de Nueva York, que trajo consigo la Gran Depresión.
El presente
Volviendo a la actualidad, a finales de octubre pasado el operador estadounidense del mercado de derivados CME Group, anunció que lanzará contratos de futuros de bitcoines en el cuarto trimestre de este año, lo que disparó el precio de la moneda virtual. Para el economista jefe de gestión de patrimonios de la sociedad suiza de servicios financieros UBS, Paul Donovan, la decisión de sacar contratos de futuros de bitcoines refleja una situación similar a la ocurrida justo antes de que estallara la burbuja de los tulipanes.
Una moneda "difícil de gastar"
Según Donovan, las tabernas en las que en el siglo XVII las personas se reunían para especular con los bulbos de tulipanes, recuerdan a las plataformas en línea de compra y venta de las criptomonedas.
Además, la aplicación real del bitcóin es muy limitada. Esta divisa virtual se ha convertido en una moneda "difícil de gastar", señala por su parte la CBC News. En una economía de mercado, el dinero tiene dos propósitos. Uno de ellos es como depósito de valores. Es decir, al realizar un trabajo recibe un pago, que puede gastarlo en una cerveza, unas vacaciones o ahorrarlo para la jubilación. Como depósito de valores, hasta ahora, el bitcóin ha cumplido exitosamente con esa función.
Sin embargo, el otro propósito esencial del dinero es servir como una medida de fijación de precios e intercambio. Aquí la criptomoneda ha fallado. Su valor astronómico puede parecer un éxito hasta que trata de poner precio a sus bienes o servicios, o pagar por ellos.
Voz de alarma
En los últimos meses, muchas voces influyentes del mundo financiero han venido advirtiendo que el mercado de las criptomonedas "implosionará" de la misma manera que ha ocurrido con otros grandes "fraudes". El presidente de JP Morgan, Jamie Dimon, incluso advirtió que despediría a cualquiera de sus empleados que opere con el bitcóin, porque es algo "estúpido" e "irresponsable", que "no terminará bien".