Niels Hoegel, un enfermero alemán que en agosto de este año fue acusado de matar a cerca de 90 de sus pacientes, está siendo actualmente procesado por acabar con la vida de 106 personas en dos clínicas de Alemania, informa AFP. Si finalmente se confirma su autoría y es condenado, este hombre de 41 años se convertirá en el peor asesino en serie en la historia de la nación europea.
Según declararon los investigadores el pasado jueves, el saldo provisional de víctimas de Hoegel podría incluso aumentar a medida que la Policía analiza más cadáveres de entre quienes fueron sus pacientes. El cruel método usado por Hoegel para no ser detectado consistía en inyectar grandes cantidades de medicamentos a los enfermos para disminuir su presión sanguínea, con el objetivo de llevarlos al borde de la muerte y poner a prueba su capacidad para reanimarlos.
Según dijo Hoegel ante la corte, llevaba a cabo estos experimentos mortíferos con sobredosis de medicamentos "por aburrimiento". Algunos médicos sostienen que Hoegel padece el así llamado trastorno facticio impuesto a otro, por el que la persona que lo sufre perjudica a otra para comportarse luego como un héroe tras salvarla, según Mail Online.
Los médicos cierran los ojos
El mismo medio revela cómo los médicos de los hospitales de Oldenburg y Delmenhorst, en Baja Sajonia, hacían caso omiso a claros indicios de las acciones criminales de Hoegel. De hecho, cuando 'el Doctor Muerte' trabajó en el centro hospitalario de la ciudad de Oldenburg, uno de sus compañeros notó que en un solo fin de semana se registraron 14 reanimaciones para cinco pacientes que, finalmente, murieron.
Sin embargo, cuando el colega confesó sus sospechas a las autoridades del centro, estas, en vez de llamar a la Policía, transfirieron a Hoegel al otro departamento, el de anestesia. En 2002 'el Doctor Muerte' se despidió de la clínica de Oldenburg, donde trabajó desde 1999, dejando tras de sí al menos 38 muertes, recoge 'Reuters'.
El enfermero siguió adelante con su práctica letal en una clínica de Delmenhorst, donde hasta 2005 habría de matar a unos 70 pacientes más. Como señalaron las autoridades del hospital, durante los años 2003 y 2004 la tasa de mortalidad en la instalación casi se dobló, en comparación con los datos de años anteriores. Según los médicos, durante el mismo período el consumo de ajmalina, el fármaco preferido de Hoegel y su principal 'herramienta', fue siete veces más alto de lo habitual.
Sin embargo, nadie denunció al enfermero, hasta que a finales de 2004 el principal médico de la clínica de Delmenhorst analizó los datos del consumo de medicamentos cardíacos, calculó el número de pacientes que habían muerto mientras Hoegel estaba en servicio y acudió a la Policía para trasladarle sus sospechas. En 2008 el alemán fue sentenciado a siete años y medio de prisión por asesinato, pero en 2015 dicha pena se convirtió en cadena perpetua debido a los nuevos casos que todavía siguen saliendo a la luz.