"¡Mamá, llama al Pentágono, todo se ha roto!": Los accidentes dañan la imagen de la Marina de EE.UU.
A principios de noviembre de 2017, un grupo de almirantes de las flotas estadounidenses, encabezados por el jefe de Operaciones Navales de la Marina de EE.UU., el almirante John Richardson, ofrecieron una rueda de prensa para dar a conocer los resultados de la investigación sobre las colisiones que los buques de combate Fitzgerald (DDG 62) y John S. McCain (DDG 56) sufrieron este verano.
Los choques acabaron con la vida de un total 17 marineros, y el costo de las reparaciones excedió los 500 millones de dólares. Inmediatamente después de estos, diez altos oficiales de la 7.ª Flota fueron despedidos, así como todos los oficiales de ambos destructores.
"Ambos accidentes se pudieron prevenir y las investigaciones respectivas hallaron múltiples fallos cometidos por el personal de guardia y los mandos que contribuyeron a los incidentes", explicó Richardson.
¿Qué hay detrás de esta modesta confesión?
Estos episodios han dañado sensiblemente la imagen de la Marina de Estados Unidos, y algunos medios chinos han comparado a su 7.ª Flota como un "tigre de papel" en el mar. Este tipo de calificativos resultan extremadamente lacerantes para el Pentágono, ya que reducen el temor del público a la poderosa Armada del país norteamericano.
Cuando, el 21 de junio de 2017, el destructor estadounidense Fitzgerald colisionó con el portacontenedores ACX Crystal, de bandera filipina, todo su equipo electrónico, incluido el equipo de navegación y radio, quedó inoperativo.
Para sorpresa de los chinos, después del apagón, los marineros del buque tuvieron que usar un teléfono móvil privado para enviar señales de SOS, provocando varias burlas por parte de partidarios de la República Popular China, publica Asia Times.
"Imagina una película de terror en Fitzgerald, si la conexión móvil también se corta", bromeó un internauta. "¡Mamá, llama al Pentágono, diles que todo se ha roto!", escribió jocosamente otro.
Hu Bo, profesor del Instituto de Estudios Oceánicos de la Universidad de Pekín, comentó que la Séptima Flota y la Flota del Pacífico en general, la más grande desplegada por EE.UU., podrían estar sobrecargadas de trabajo por la gran cantidad de simulacros y operaciones que se ven obligadas a realizar en el marco de las intensas tensiones geopolíticas en la región, que van desde la crisis nuclear y de misiles de Corea del Norte hasta las disputas territoriales en el mar de la China Meridional.
Tras un minucioso análisis de la secuencia de hechos que llevaron a los accidentes de los buques Fitzgerald y John S. McCain, la Marina de EE.UU. ha determinado que se produjeron numerosos fallos humanos tanto entre los oficiales como entre el resto del personal de ambos buques de guerra.
Así, el informe oficial del Pentágono sobre los incidentes afirma que la persona responsable de la seguridad de la navegación en el Fitzgerald -un oficial con el grado de subteniente-, en primer lugar, no se atrevió a despertar al capitán, tal como lo requerían las circunstancias, y en segundo lugar, no conocía las reglas elementales de la conducción marítima. En lugar de frenar y girar a la derecha, el oficial se dirigió directamente hacia el carguero, convencido de que el portacontenedores gigante evitaría la colisión. Las circunsancias de este incidente han sido detalladas en un artículo de Bryan McGrath, excapitán del destructor Balkley (DDG 84) y ahora experto de buques navales del Instituto Hudson.
Una situación parecida se dio también en el caso del accidente del buque John S. McCain. Su colisión con el petrolero Alnic MC también se podría haber evitado y fue resultado de la negligencia y de la falta de cumplimiento de los procedimientos establecidos para ese tipo de escenarios. Según el informe, nadie en el equipo de guardia en el puente, incluido el comandante, recibió una formación adecuada sobre cómo operar correctamente la consola de control de la nave ante una posible colisión.