Jerusalén, Yerushalayim en la transliteración más aproximada del hebreo y Al Quds, como la llaman los musulmanes, es una de las ciudades más antiguas y fascinantes del mundo. Su nombre aparece citado por primera vez en escrituras cuneiformes como Urusalima, aproximadamente en el 2400 antes de Cristo. La urbe es sagrada para las tres mayores religiones monoteístas por diferentes razones. Veamos en qué coinciden y en qué son distintas.
1. En el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas, se encuentra la Roca Fundacional, una formación pétrea sobre la cual supuestamente se apoyaba el muro del Sancta Sanctórum, el recinto más protegido del Templo de Salomón. Los judíos creen que esta piedra gigante era la primera del universo, a partir de la cual Dios lo había esculpido todo. Cada monumento edificado encima de ella se convertía en objeto de veneración y culto.
Junto a la roca se encontraba el único lugar del mundo donde la fe judía permitía al sumo sacerdote (solo a él y un día al año) pronunciar en voz alta el nombre propio de Dios. Aquí mismo se guardaban las Tablas de la Ley que, según el Antiguo Testamento, fueron entregadas a Moisés. Los primeros musulmanes, a partir de Mahoma, también admiraron esta roca y, poco después de conquistar los árabes la costa oriental del Mediterráneo, construyeron allí la Cúpula de la Roca para protegerla y venerarla. Actualmente es una de las dos mezquitas de la Explanada.
2. La tradición monoteísta abrahámica asocia Jerusalén con el lugar donde vivió (después de su expulsión del Paraíso) y murió Adán, el 'primer hombre' creado por Dios según la Biblia y el Corán. Muchos cristianos y judíos presumen de saber el lugar donde yacen los restos —o más concretamente el cráneo— de Adán y señalan al Gólgota, una colina situada a 200 metros de las puertas de la Explanada. El topónimo significa 'el monte de la ejecución' en lengua aramea, pero los judíos aseguran que proviene de hebreo y quiere decir 'el lugar de la calavera'. La civilización europea lo conoce como el monte Calvario.
3. El significado de este mismo lugar, el Gólgota o el Calvario, cambió en la era común. Es el lugar exacto donde fue crucificado, sepultado en una cueva y, según la fe cristiana, resucitó Jesucristo. Dos barrios del centro histórico de Jerusalén son cristianos y se agrupan en torno a esta colina debido a su extraordinaria significación. Durante la época de las cruzadas los cristianos europeos construyeron encima del supuesto lugar de la resurrección la Iglesia del Santo Sepulcro.
4. Cuando las legiones del Imperio romano destruyeron en el siglo I el Segundo Templo de Jerusalén, parte de su muro exterior quedó en pie y se convirtió con el tiempo en objeto de culto y homenaje al pasado más glorioso y a la independencia del reino hebreo. El Muro de las Lamentaciones, a los pies del Monte del Templo, es ahora el sitio turístico más visitado de Jerusalén.
5. Una experiencia espiritual de Mahoma entrecruzó para siempre los destinos del islam con los de la ciudad sagrada. Los musulmanes creen que el profeta llegó a la zona vieja de Jerusalén desde la Meca durante un viaje nocturno y rezó desde la Explanada por las almas de todos los profetas. Posteriormente fue edificada en el lugar la mezquita de Al Aqsa y toda la zona recibió el título de Haram al Sharif o Noble Santuario.
6. Mahoma murió en Medina, pero según el testimonio de sus discípulos, su alma ascendió a los cielos desde la misma Roca Fundacional, que cubre ahora la Cúpula de la Roca. Junto a la oración por los profetas, esta circunstancia convierte la ciudad en el tercer sitio más sagrado para la fe musulmana.
7. Los cristianos ortodoxos, los coptos y la Iglesia apostólica armenia no se limitan con venerar los milagros del pasado, sino que esperan de este mismo lugar, el Santo Sepulcro, el contacto con lo divino cada año. Cada víspera de la Pascua Ortodoxa, el Sábado Santo, el templo se convierte en escenario del descenso de la Luz Sagrada. Desde 1106 este rito es considerado como el único milagro anual bien documentado.