La República Popular Democrática de Corea del Norte emplea todos sus esfuerzos para convertirse en "la potencia nuclear y militar más poderosa del mundo", según ha proclamado el líder de esa nación, Kim Jong-un.
Declaraciones como la anterior acrecientan las tensiones con EE.UU. y provocan cambios acelerados de las posiciones de Washington respecto a la nación asiática.
El martes, el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, aseguró estar listo para reunirse con el Gobierno norcoreano, "sin condiciones previas", pero al día siguiente, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo a Reuters "que ahora no es el momento [para negociaciones]".
Precisión destructiva
En su afán por ganarse un puesto en la comunidad nuclear del planeta, Corea del Norte ha informado que desarrolla nuevos tipos de armas estratégicas, entre ellas bombas atómicas y de hidrógeno.
También ha probado con éxito un misil balístico intercontinental, bautizado como 'Hwasong-15', dotado con "una ojiva pesada supergrande", y que en su lanzamiento de prueba cubrió una distancia de 950 kilómetros en 50 minutos, alcanzanzo una altitud de 4.475 kilómetros.
El proyectil norcoreano es un nuevo elemento de disuasión ante las presiones que ejerce el Gobierno estadounidense para la supresión de su programa nuclear.
Mundo post atómico
Las tensiones nucleares siguen en aumento, a pesar de los esfuerzos por frenar el avance de la fabricación de este tipo de armamentos.
Recientemente, 122 naciones de las 192 que integran la Organización de las Naciones Unidas (ONU), suscribieron un tratado, en julio pasado, para vetar de forma explícita las armas nucleares.
El documento prohíbe, por primera vez desde 1968 (cuando se estableció el tratado anterior), el uso directo e indirecto, la amenaza de uso, la adquisición y el desarrollo de las armas nucleares.
El artículo 1 de ese tratado enumera una serie de prohibiciones: "Cada Estado parte se compromete a nunca y bajo ninguna circunstancia: Desarrollar, ensayar, producir, fabricar, adquirir de cualquier otro modo, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares (…)".
Arsenal mundial
No obstante, deshacerse del arsenal mundial parece cuesta arriba, si se consideran los volúmenes de armas nucleares existentes y la confidencialidad con la que cada Gobierno maneja la información real.
Según un informe difundido en octubre pasado por el sitio 'Arms Control', en el mundo existen unas 15.000 ojivas nucleares, incluyendo las llamadas estratégicas y los dispositivos de bajo rendimiento conocidos como armas tácticas.
Diplomacia atómica
En la dinámica de las relaciones internacionales "las armas nucleares ejercen un peso en la diplomacia mundial", dijo a RT José Antonio Egido, doctor en Ciencias Políticas.
Desde la Universidad del País Vasco, el académico indicó que ese peso deriva de la posesión de este tipo de armamento, "de esa forma, (el país que las detenta) amenaza constantemente a sus vecinos aunque no las utilice".
Este tipo de diplomacia, señala por su parte el internacionalista venezolano Raymundo Kabchi, "es utilizada especialmente por EE.UU.", país que posee el mayor arsenal nuclear del planeta.
"A pesar de que existe un tratado internacional que evita la proliferación de las armas nucleares, EE.UU. emplea su poder para estimular que otros países, como por ejemplo Israel tenga su propio arsenal; pero nadie habla sobre eso", agregó Kabchi.
Refiriéndose al caso de Israel, José Antonio Egido puntualizó que "las 80 armas nucleares que posee lo convierten en una amenaza para sus vecinos. Esa es la razón por la que Siria tenía un 'stock' de armas químicas: para, eventualmente, compensar o equilibrar el peso diplomático de las armas nucleares. Eso es innegable".
Una victoria nuclear
Egido considera que en el caso de Corea del Norte, las armas nucleares cumplen un rol particular.
"Después del último despliegue norcoreano de ensayos misilísticos, de manera curiosa, el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, cambió radicalmente de discurso y pidió una reunión sin condiciones" con su par asiático, detalla el académico.
Estima que el Gobierno de Trump debió haber sido informado de que "la capacidad nuclear defensiva de Corea es tan grande, que ese conflicto no tiene ningún tipo de solución militar", por lo que "a todas luces", se trata de "una victoria diplomática, por parte de la disuasión defensiva norcoreana, en base a su capacidad nuclear y misilísitica".
Podría decirse que, en la actual coyuntura, "las armas nucleares no se utilizaron para amenazar, sino para disuadir al poder enemigo norteamericano", asevera José Egigo.
Ernesto J. Navarro