La presión que EE.UU. y otros países occidentales ejercen sobre Rusia y sus vecinos miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) permite hablar de "una guerra híbrida no declarada". Así lo piensa el director del Servicio de Inteligencia Externa y expresidente del Parlamento ruso, Serguéi Narýshkin.
Un grupo de países occidentales ha tomado un rumbo político que busca romper "las relaciones estrechas" entre aquellos que forman la CEI. "En la vanguardia de los esfuerzos para convertir las organizaciones de emigrantes en las denominadas células revolucionarias están el Reino Unido, Polonia, Suecia y los países bálticos", afirmó el funcionario en un discurso recogido por TASS.
Solo los esfuerzos comunes de los Estados de la CEI permitirán "hacer frente con eficacia" a este empuje, sostuvo. Al mismo tiempo, Narýshkin admitió que los intentos de proteger la soberanía informativa tropiezan contra una "agresión desproporcional" de la otra parte, que acude a la "injerencia en los procesos democráticos" y "los asuntos internos de Estados soberanos".
A medida que se está estabilizando la situación en Siria, aumenta el peligro de que la actividad destructiva de los grupos terroristas se redirija desde Oriente Medio a las repúblicas de Asia Central y algunas regiones de Rusia, advirtió el jefe de la Inteligencia Externa rusa.
En EE.UU., los militares no esconden que se están preparando para librar guerras híbridas con Rusia. Hace unos meses el sitio web Public Intelligence expuso al alcance de cualquiera el 'Manual de la guerra rusa de nueva generación' del denominado Grupo de la Guerra Asimétrica, publicado en diciembre pasado. El libro contiene sugerencias para contrarrestar las tácticas rusas a nivel de batallones y brigadas del Ejército de EE.UU.