Este 15 de diciembre, en el marco de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, se desdijo de la declaración que hiciera dos días antes, de que Washington estaba listo para sentarse a la mesa de negociaciones con Pionyang sin condiciones previas.
En el mundo, aquellas palabras de Tillerson fueron percibidas como un cambio radical en la postura de Washington. Y es que ya en 2011 Corea del Norte, con el apoyo de Rusia y China, había decidido regresar a las conversaciones a seis bandas, pero la Casa Blanca obstaculizó este progreso al imponer a Pionyang el cumplimiento de condiciones previas al inicio de las negociaciones, lo que impidió su reanudación. Desde entonces, la postura de EE.UU. al respecto no ha cambiado, por lo que el anuncio del secretario de Estado resultó sorpresivo.
Ahora Tillerson se retractó de lo anunciado el 12 de diciembre e insiste en que "Corea del Norte aún debe ganarse el derecho a regresar a la mesa de negociaciones". Además, agregó que "si algo sale mal" las Fuerzas armadas de EE.UU. "ya están listas", puesto que el lanzamiento del último misil norcoreano "representa una amenaza real para la seguridad de Estados Unidos y de toda la civilización".
Desconcertados por la repentino cambio de postura de EE.UU., los periodistas expresaron su interés al respecto en una conferencia de prensa celebrada después de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. Tillerson salió de apuros al afirmar que EE.UU. está "en contra de las condiciones previas para las conversaciones que imponen a otros Estados".
De este modo, Washington rechazó la propuesta ruso-china de un "doble congelamiento" (de las pruebas nucleares y de misiles por parte de Corea del Norte y de las maniobras militares por parte de EE.UU. y Corea del Sur), la reducción mutua del nivel de actividad militar y la reanudación del diálogo.
Varias veces cesta y otras ballesta
El analista Alexánder Vorontsov, del portal ruso fondsk.ru, describe la actitud de la Administración de Trump como una farsa.
"Los rusos tachamos esto de 'Decir varias veces cesta y otras ballesta'. La Administración de EE.UU. está realizando una farsa otra vez", afirma Vorontsov.
"Es como cuando este 30 de septiembre Tillerson declaró que el Departamento de Estado tiene canales de comunicación con Piongyang y tiene la intención de utilizarlos, y al día siguiente Trump le cortó vía Twitter: "Querido secretario de Estado, no pierda tiempo y energía en vano en las conversaciones inútiles con Corea del Norte. Sabemos qué hacer con ella".
Así que, dice el analista, no se puede negar la evaluación que hacen los políticos norcoreanos cuando dicen que el llamado principio de los 'cuatro noes', que ha formulado en varias ocasiones Tillerson, es un disfraz que oculta la intención de usar la fuerza contra su país.
El principio de los 'cuatro noes' de Tillerson consiste en que EE.UU.:
- no quiere que Corea del Norte colapse,
- no quiere su absorción mediante una unión,
- no quiere un cambio de régimen en Piongyang
- no quiere invadir Corea del Norte a través del paralelo 38.
"Si algo pasa en Corea del Norte"
Las dudas norcoreanas acerca de las sinceras intenciones de Washington se hacen aún más entendibles al considerar que Tillerson contó cómo EE.UU. piensa "dividir" a Corea del Norte junto con China en caso de una caída "inesperada" del régimen norcoreano.
Según el secretario de Estado norteamericano, Washington ya había discutido con Pekín posibles pasos "si por algunas razones internas" en ese país comienzan disturbios y "el régimen cae".
"Lo más importante para nosotros en esta situación es garantizar la seguridad de las armas nucleares que ya tienen [los norcoreanos], y no permitir que caigan en manos de aquellos que, en nuestra opinión, no deben tenerlos. Hablamos con la parte china acerca de cómo podríamos hacerlo", explicó Tillerson.
"Y luego viene lo más interesante", subraya Vorontsov. Tillerson aseguró que la Casa Blanca incluso garantizó a China que si algo pasa en Corea del Norte y las tropas de EE.UU. tienen que cruzar la zona desmilitarizada, van a retirarse al sur del paralelo 38 después de lograr establecer la estabilidad en Corea del Norte: "Hemos asumido esta obligación", dijo Tillerson.
"No hace falta recordar cómo EE.UU. cumple con sus 'obligaciones' hacia el resto del mundo. Se confirmó que el objetivo de la política de EE.UU. es la eliminación de la RPDC, y los 'cuatro noes' de Tillerson se utilizan para enmascarar estos planes", opina el analista.
De este modo, la declaración de Tillerson sobre las negociaciones con Piongyang "sin condiciones previas" resultó ser una falsa maniobra o fue neutralizada por otras fuerzas en Washington.
"Al miismo tiempo, en EE.UU. hay personas que entienden que una nueva guerra en Corea, si comienza, será un conflicto total, y las pérdidas de EE.UU. serán inusualmente grandes. Aún existe una alternativa a este escenario, pero la inestabilidad y los virajes de la política de la Administración de Trump dejan poco espacio para el optimismo", concluye el analista.