De la vigilancia omnipresente al ocultismo: los mitos sobre la KGB
Cuando el primer servicio de seguridad fundado tras la Revolución rusa, la Cheka ('Comisión Extraordinaria'), se trasladó de San Petersburgo a Moscú, su sede se estableció en el céntrico barrio de Lubianka. Con el tiempo, sus dependencias se convirtieron en la carta de presentación de lo que posteriormente sería la KGB.
Los horrores de la 'cárcel interior'
Una leyenda reza que en los sótanos del complejo de edificios había calabozos donde se interrogaba a los detenidos. Aún más, circulaban rumores que aseguraban que el edificio se prolongaba bajo tierra a lo largo de diez plantas subterráneas llenas de presos a los que se les aplicaban torturas medievales. También se decía que cuando morían se incineraban sus cadáveres sin sacarlos a la luz. Pero nada de eso es cierto.
En realidad todos los calabozos se encontraban en un edificio de seis pisos con escasas ventanas en uno de los dos patios interiores. Junto al mismo se encuentra la chimenea de la pequeña central termoeléctrica local, que muchos siguen asegurando que pertenecía a un crematorio.
La infraestructura de la cárcel interna de Lubianka contaba también con un pequeño patio en la azotea destinado a los reclusos. Para acceder a él había que subir tantas escaleras que los detenidos tenían la sensación de que habían empezado la ascensión desde un sótano. Esta cárcel dejó de funcionar en 1961, cuando fue transformada en un comedor y varios despachos.
Escuchas desmesuradas
Otro mito que rodea la KGB es el de las desmesuradas escuchas telefónicas. Las historias sobre dobles muros con micrófonos y registros de conversaciones de presuntos espías extranjeros, naturalmente, podían ser reales, pero vigilar a miles de ciudadanos era físicamente imposible.
En los tiempos soviéticos, se solía advertir al interlocutor: "¡Tsssss, que nos escuchan!". Pero normalmente no había ningún dispositivo técnico que permitiera llevar a cabo las escuchas. Lo que sí es cierto es que en cada grupo de interlocutores podía haber un delator que prepararía un informe para los cuerpos de seguridad tan pronto como terminara la conversación y siempre que tuviera alguna relevancia.
Un poder temible
De todas formas, el volumen de información que obtenía esta agencia era enorme, y su influencia atemorizaba incluso a la cúpula soviética.
Propiamente hablando, la KGB (o el Comité de Seguridad Estatal) fue constituida en 1954 y tenía un poder mucho más limitado que su predecesor, el Ministerio de Seguridad Estatal (1943-1953). Este cambio de nombre fue fruto de las intrigas políticas, específicamente en torno al entonces vicepresidente del Gobierno soviético, Lavrenti Beria, y sus partidarios.
Nikita Jruschov, el entonces primer secretario del Partido Comunista y líder máximo de la URSS, no ocultaba su hostilidad hacia los integrantes de aquella institución. Muchos dicen que incluso les tenía miedo.
Espiral conspirativa
Los adeptos a las teorías de la conspiración afirman que la KGB disponía de tecnologías extraterrestres, reliquias con poderes extraordinarios y manuales para ejercer un control mental sobre la población. También aseguran que contaba con departamentos de investigaciones de fenómenos paranormales y de ovnis.
Son muchos los relatos sobre agentes que aparecían súbitamente en los lugares donde se anunciaba la presencia de platillos volantes. Según los mitos populares, entre el personal del todopoderoso comité había magos, videntes y empleados con dotes telepáticas.
Algunos llegaban a decir que los oficiales de la KGB podían infiltrarse mentalmente en los programas de misiles de EE.UU. sin siquiera abandonar sus despachos en Moscú. RT no se responsabiliza de los recientes intentos de confirmar o desmentir todos aquellos rumores y mitos por parte de los historiadores.
Agentes dentro y fuera del país
"La KGB era uno de los organismos más eficientes del mundo", cree el profesor de la Universidad Panamericana Enrique Valencia, incluso en comparación con el Mosad israelí, la CIA estadounidense y el MI6 británico. "La influencia que tuvo la KGB en muchos países era tan importante porque tenían informantes por todos lados", afirma en declaraciones a RT. "Tenía espías, agentes de inteligencia diseminados tanto al interior de la Unión Soviética como al exterior".
Aquella ventaja operacional, en su opinión, "provocaba que muchos países sintieran algo incómodo", especialmente aquellos que se oponían a las políticas comunistas que la URSS promovía en el mundo. Por otro lado, afirma Valencia, "todos los enemigos de la Unión Soviética eran los que más perseguían a los agentes de la KGB".