A pesar de la retórica y las promesas electorales del presidente estadounidense Donald Trump, la guerra comercial entre Washington y Pekín no se ha materializado este año. Sin embargo, en 2018 la situación puede cambiar, advierten los expertos.
Una guerra comercial que puede convertirse en un conflicto serio
Se espera que en los próximos meses Trump anuncie los resultados de algunas de sus grandes investigaciones sobre China, concretamente en temas como el acero y el robo de propiedad intelectual, lo que puede acabar con aranceles a los productos del gigante asiático.
"Creo que en la primera parte del año surgirá una guerra comercial que podría convertirse en un conflicto serio que amenace a otros elementos de la relación", aseveró Scott Kennedy, director del Proyecto de Economía y Negocios Chinos en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
"Esto se va a calentar en los próximos meses"
Además, el lunes, Trump presentó la nueva versión de la Estrategia de Seguridad Nacional, quecataloga a Rusia y China como las mayores amenazas que "tratan de erosionar la seguridad y la prosperidad estadounidense", así como acusa a Pekín de prácticas comerciales injustas. Como respuesta, China instó a EE.UU. a renunciar a su retórica de Guerra Fría y abandonar el "obsoleto juego de suma cero", que perjudica la paz mundial.
Según Mireya Solís, codirectora del Centro para Estudios de Política de Asia Oriental en la Brookings Institution, "todos sabemos que esto se va a calentar en los próximos meses".
Solís destaca que, a diferencia de la rivalidad económica entre EE.UU. y Japón en la década de 1980, Washington y Pekín no son aliados unidos por una asociación de defensa. Por lo tanto, y a pesar de los profundos vínculos económicos entre ambos países, la falta de una alianza más amplia hace que "la amenaza de una escalada" en las tensiones comerciales sea mucho mayor, advirtió Solís en una discusión el lunes con sus compañeros de la Brookings.
El riesgo de dañar ambas economías
Los expertos subrayan también que el propio Trump renunció a una herramienta importante para influir en China, al retirar a EE.UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).
David Dollar, un experto en China de la Brookings Institution, opina que un TPP exitoso habría proporcionado "un incentivo para que China se reformara". Ahora "hemos perdido eso", y la Administración está hablando de "tomar algunas medidas duras", lo que "probablemente no va a cambiar el comportamiento chino, pero tiene el riesgo de dañar ambas economías", agrega.
Otra gran parte del problema, según los expertos, es el empeño de Trump en centrarse en el déficit comercial de EE.UU. con China y no en la relación económica más amplia entre los países. Según explica Kennedy, la balanza comercial "no tiene absolutamente nada que ver con si China está jugando limpio".
"Es mucho más fácil entrar en una guerra comercial que salir de una"
Al mismo tiempo, Dollar —quien anteriormente trabajó para el Departamento del Tesoro de EE.UU.—, no está convencido de que las amenazas de la Casa Blanca conduzcan a medidas proteccionistas agresivas contra China, ya que, argumenta, "habrá mucha resistencia por parte de la comunidad empresarial y los miembros del Congreso".
Aún así, las señales amenazantes de Washington no han pasado desapercibidas para el Ejecutivo chino, que "está nuevamente nervioso", advierte Song Guoyou, un experto en diplomacia económica china en la Universidad Fudan de Shanghái. Este analista también predice que el próximo año será "el verdadero comienzo de las turbulencias en las relaciones comerciales" entre Pekín y Washington.
"Es mucho más fácil entrar en una guerra comercial que salir de una", concluye Kennedy.